La prueba de Luna



En un pequeño bosque encantado, rodeado de árboles altos y frondosos, se encontraba la misteriosa casa de la bruja Margarita.

Muchas leyendas contaban que en esa casa habitaban criaturas extrañas y mágicas, pero nadie se atrevía a acercarse por miedo a caer bajo el hechizo de la bruja. Un día, una valiente hada llamada Luna decidió aventurarse hasta la casa de la bruja para descubrir qué secretos guardaba en su interior.

Al llegar, se sorprendió al ver a las criaturas que allí vivían: había duendes traviesos que jugaban entre las sombras, hadas luminosas que bailaban alrededor del fuego y unicornios majestuosos que pastaban en el jardín.

Al principio, las criaturas miraron a Luna con desconfianza, pero pronto se dieron cuenta de que ella no era como los demás. Luna les habló con amabilidad y respeto, ganándose poco a poco su confianza. "-Hola amigos, soy Luna.

¿Puedo quedarme un rato con ustedes?", preguntó con una sonrisa cálida. Los duendes comenzaron a reírse y a hacer travesuras para impresionarla, las hadas le enseñaron sus danzas encantadas y los unicornios le permitieron acariciar sus crines brillantes.

Luna se sintió feliz de haber encontrado un lugar donde ser aceptada tal como era. Sin embargo, todo cambió cuando la bruja Margarita regresó a su hogar. Al principio pareció enfadada al ver a Luna junto a sus criaturas, pero luego sonrió con complicidad.

"-Veamos si realmente eres tan especial como crees", dijo la bruja mientras sacaba un libro antiguo lleno de hechizos poderosos.

Margarita retó a Luna a realizar tres pruebas mágicas para demostrar su valía: encontrar una flor dorada en el jardín encantado, traer una pluma plateada del halcón real y descifrar el enigma del espejo mágico. Con determinación y coraje, Luna aceptó el desafío sin vacilar.

Con la ayuda de las criaturas fantásticas que habitaban en la casa de la bruja, Luna superó cada prueba con ingenio y bondad.

Encontró la flor dorada cuidando bien entre las ramas doradas del árbol centenario; persuadió al halcón real para obtener su pluma plateada; e interpretó el mensaje oculto del espejo mágico revelando su verdadera naturaleza: amorosa y compasiva. La bruja Margarita quedó impresionada por la valentía y nobleza de Luna. Reconociendo su sabiduría interior e intención pura, decidió nombrarla guardiana oficial de su sagrado jardín encantado junto con las otras criaturas mágicas.

Desde entonces, Luna visitaba regularmente la casa de la bruja para compartir historias y aprender nuevos hechizos benevolentes.

Así concluyeron los días en aquel bosque encantado donde convivían seres extraordinarios bajo el cuidado amoroso de una hada valiente y una bruja sabia. La amistad había vencido al temor gracias al valor y bondad demostrados por todos ellos.

FIN.

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