La puerta de la amistad
Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza, donde reinaba la alegría y la armonía entre sus habitantes. Sin embargo, algo oscuro se ocultaba en las sombras de la noche.
Eran los sucubos demonios de seducción y perdición, criaturas malvadas que intentaban tentar a las personas para llevarlas por el camino del mal.
Un día, en medio de la tranquilidad del pueblo, dos niños llamados Sofía y Mateo descubrieron una extraña puerta escondida detrás de unos arbustos. Llenos de curiosidad decidieron abrirla y adentrarse en un mundo desconocido. Al cruzar la puerta, Sofía y Mateo se encontraron con dos pequeñas criaturas muy peculiares. Eran los sucubos demonios de seducción y perdición: Susi y Pedro.
"¡Hola! ¿Quiénes son ustedes?", preguntó Sofía con asombro. "Somos los sucubos demonios de seducción y perdición", respondió Susi con una sonrisa maliciosa. Mateo estaba intrigado pero también cauteloso. Sabía que esos seres no eran buenos compañeros para tener.
"¿Y qué hacen aquí?", preguntó Mateo con desconfianza. Susi miró a Pedro y luego volvió a hablar:"Estamos buscando nuevos amigos para divertirnos juntos".
Sofía comenzó a sentirse tentada por las palabras dulces de Susi, pero Mateo sabía que algo no estaba bien. Decidió actuar rápido para proteger a su amiga. "Perdónenos señores sucubos demonios, pero no estamos interesados en ser sus amigos. Tenemos que regresar a casa", dijo Mateo con firmeza.
Los sucubos demonios se enfadaron y comenzaron a utilizar sus poderes de seducción para tentar a los niños. Sofía sintió una extraña atracción hacia Susi, pero Mateo no se dejó engañar.
"¡Sofía, no te dejes llevar por ellos! Recuerda lo importante que es nuestra amistad", exclamó Mateo intentando resistir la influencia maligna. Sofía luchaba por mantenerse fuerte y finalmente logró vencer la tentación. Miró a Susi y Pedro con determinación:"Lo siento, pero mi amigo tiene razón. No podemos quedarnos aquí".
Con su valentía y amistad inquebrantable, Sofía y Mateo lograron escapar del mundo de los sucubos demonios de seducción y perdición.
Al salir por la puerta oculta, encontraron el pueblo de Villa Esperanza tal como lo habían dejado: lleno de alegría y armonía. Desde ese día, Sofía y Mateo aprendieron una valiosa lección sobre la importancia de elegir bien a sus amigos y resistir las tentaciones negativas que puedan cruzarse en su camino.
Juntos siguieron creciendo en un entorno positivo rodeados del amor y la amistad verdadera. Y así, Villa Esperanza continuó siendo un lugar feliz donde todos aprendieron que la valentía y el apoyo mutuo son fundamentales para enfrentar cualquier adversidad.
FIN.