La puerta de los monstruos



Había una vez un niño llamado George que vivía en un pequeño pueblo. George era muy curioso y siempre estaba buscando nuevas aventuras.

Un día, mientras exploraba el bosque cerca de su casa, encontró una puerta antigua escondida entre los árboles. Intrigado, George decidió abrirla para ver qué había detrás.

Pero cuando la puerta se abrió, se encontró con algo inesperado: ¡un mundo lleno de terror! El lugar estaba oscuro y lúgubre, y parecía estar habitado por monstruos temibles. George estaba asustado, pero recordó lo valiente que siempre intentaba ser. Decidió enfrentar sus miedos y explorar ese extraño mundo. Mientras caminaba por los pasillos oscuros, vio un zapato brillante en el suelo.

"¿Quién habrá perdido este zapato?", pensó George mientras lo levantaba. Justo en ese momento escuchó un ruido proveniente de una sala cercana. Se acercó sigilosamente y vio a un monstruo gigante llorando.

"¿Qué te pasa?", preguntó George con valentía. "Perdí mi zapato favorito", respondió el monstruo sollozando. "¡Oh! Yo encontré este zapato brillante en el suelo", dijo George mostrándole el zapato que había encontrado.

"¡Es mi zapato!", exclamó el monstruo emocionado mientras recuperaba la sonrisa. El monstruo agradeció a George por encontrar su zapato y le explicó que no todos los seres del mundo del terror eran malvados como parecían. Algunos de ellos solo necesitaban un poco de ayuda y amabilidad.

Juntos, George y el monstruo exploraron más del mundo del terror. Descubrieron una fuente mágica que podía convertir cualquier cosa en soda, desde jugo hasta refrescos. Se divirtieron mucho experimentando con las diferentes combinaciones de sabores.

De repente, escucharon música proveniente de una cueva cercana. Se acercaron y descubrieron que era BTS, su grupo de K-pop favorito, ¡dando un concierto secreto para los seres del mundo del terror! George no podía creerlo; estaba emocionado y asombrado al mismo tiempo.

"¿Podemos quedarnos a ver el concierto?", preguntó George al líder de BTS. "¡Por supuesto!", respondió el líder sonriendo. George se sintió feliz y realizado.

Había enfrentado sus miedos, ayudado a otro ser e incluso había tenido la oportunidad de ver a su banda favorita en vivo. Aprendió que no debemos juzgar a las personas por su apariencia o por dónde viven, ya que todos merecen respeto y amabilidad.

Después del increíble concierto, George decidió regresar a casa. Cerró la puerta detrás de él y volvió al pueblo donde vivía.

Pero ahora tenía una nueva perspectiva sobre el mundo: sabía que siempre habría aventuras esperándolo si se atrevía a explorar más allá de lo conocido. Y así fue como George aprendió que nunca debemos dejar que el terror nos detenga en nuestra búsqueda por la felicidad y la diversión en la vida.

FIN.

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