La Puerta del Jardín Mágico
Había una vez un grupo de niños llamados Los Niños Felices. Eran conocidos por su alegría, amistad y curiosidad infinita.
Todos los días, antes de ir al jardín, se encontraban en la plaza del pueblo para jugar y compartir historias emocionantes. Un día, el sol brillaba radiante en el cielo azul mientras los pájaros cantaban melodías alegres. Los Niños Felices estaban tan emocionados que llegaron temprano al jardín.
Al llegar allí, notaron algo extraño: ¡la puerta estaba cerrada! - ¿Qué vamos a hacer ahora? - preguntó Martina con preocupación. - No te preocupes, seguro hay una explicación - respondió Lucas tratando de calmar a sus amigos. Decidieron esperar pacientemente frente a la puerta del jardín.
Mientras tanto, comenzaron a imaginar qué podría estar pasando dentro. - Tal vez están preparando una sorpresa para nosotros - sugirió Sofía con entusiasmo. - O quizás están construyendo un parque acuático secreto - añadió Marcos riendo.
Los minutos pasaban y la imaginación de los niños volaba cada vez más alto. De repente, escucharon un ruido proveniente del otro lado de la puerta. Era la voz de alguien hablando muy bajito.
- ¡Escuchen! ¿Alguien más está ahí? - preguntó Valentina intrigada. Sin pensarlo dos veces, todos se acercaron sigilosamente para intentar escuchar mejor lo que decían desde adentro. La voz continuaba hablando y parecía estar dando instrucciones sobre cómo abrir la puerta correctamente.
- ¡Creo que sé cómo abrir la puerta! - exclamó Tomás emocionado. Tomás recordó haber visto al jardinero usando una llave especial para abrir la puerta en ocasiones anteriores. Se acercó a un arbusto cercano y encontró una llave escondida entre las hojas.
- ¡Aquí está! - dijo Tomás mostrando la llave a sus amigos. Con mucho cuidado, Tomás insertó la llave en la cerradura y giró.
La puerta se abrió lentamente revelando a los Niños Felices un jardín mágico lleno de coloridas flores, árboles frutales y juegos divertidos. - ¡Lo logramos! - gritaron todos emocionados mientras entraban corriendo al jardín. Los niños exploraron cada rincón del lugar maravillados por todo lo que veían.
Había columpios, toboganes, una casa en el árbol e incluso una pequeña piscina para chapotear durante el verano. Mientras disfrutaban de todas las atracciones del jardín, notaron que alguien se les acercaba desde lejos.
Era el jardinero del lugar, quien había estado hablando desde adentro antes de que los niños abrieran la puerta. El jardinero explicó que había tenido problemas con la cerradura esa mañana y no había podido abrir el jardín a tiempo.
Pero gracias a la astucia y determinación de Los Niños Felices, habían encontrado una solución creativa al problema. Los niños le contaron su aventura al jardinero mientras jugaban juntos en el parque acuático secreto imaginario. El jardinero estaba impresionado por su ingenio y entusiasmo. - Ustedes son increíbles.
Me alegra que hayan llegado temprano hoy, de lo contrario no habría tenido la oportunidad de conocer a un grupo tan especial de niños - dijo el jardinero con una sonrisa.
Desde ese día, Los Niños Felices y el jardinero se hicieron amigos inseparables. Juntos, continuaron descubriendo nuevas aventuras en el jardín mágico mientras aprendían sobre la importancia de la amistad, la creatividad y la resiliencia.
Y así, Los Niños Felices demostraron que incluso cuando las cosas no salen como esperamos, siempre hay una forma de encontrar soluciones y convertir cualquier situación en una experiencia emocionante y educativa.
FIN.