La puerta estelar de Lola
Había una vez en un pequeño pueblo de la provincia de Buenos Aires, una niña llamada Lola que soñaba con ser astronauta. Desde muy pequeña miraba las estrellas todas las noches y se maravillaba con la inmensidad del universo.
A pesar de que muchos se burlaban de ella por querer ser astronauta, Lola nunca perdió la esperanza y siempre siguió su sueño.
Un día, mientras paseaba por el campo cerca de su casa, Lola encontró un extraño objeto brillante entre los arbustos. Era una especie de llave con forma de estrella y un mensaje grabado que decía: "La puerta hacia tus sueños está en lo más alto".
Intrigada, Lola guardó la llave en su bolsillo y decidió investigar qué significaba ese enigmático mensaje. Esa noche, sin poder contener la curiosidad, Lola miró por su telescopio a través de la ventana y vio una estrella fugaz cruzando el cielo.
Entonces recordó la llave y decidió probar si abría alguna puerta en lo alto. Subió al techo de su casa y encontró una pequeña puerta dorada que parecía llevar directo al cielo. Con valentía, Lola insertó la llave en la cerradura y giró lentamente.
La puerta se abrió con un brillo deslumbrante y ante sus ojos se reveló una escalera que conducía hacia las estrellas.
Sin dudarlo ni un segundo, Lola comenzó a subir los escalones uno tras otro hasta llegar a lo más alto. Al llegar a la cima, se encontró frente a una nave espacial reluciente lista para despegar. En ese momento apareció un simpático extraterrestre verde llamado Cosmo que le dijo:- ¡Bienvenida, Lola! Estábamos esperándote.
Sabemos que tu sueño es ser astronauta y estamos aquí para ayudarte a cumplirlo. Lola no podía creer lo que veían sus ojos pero estaba emocionada por esta increíble oportunidad que se le presentaba.
Sin pensarlo dos veces, subió a la nave espacial junto a Cosmo y juntos emprendieron un viaje por el espacio exterior. Durante su travesía cósmica, Lola aprendió muchas cosas sobre las estrellas, planetas y galaxias. Descubrió mundos fascinantes e hizo amigos alienígenas muy divertidos.
Pero lo más importante fue descubrirse a sí misma y darse cuenta de todo lo que era capaz cuando creía en sus sueños. Después de vivir innumerables aventuras intergalácticas, llegó el momento de regresar a casa.
Con lágrimas en los ojos despidiéndose de sus nuevos amigos extraterrestres, Lola volvió a bajar por la escalera dorada hasta llegar nuevamente al tejado de su casa.
Al despertar al día siguiente parecía haber sido solo un hermoso sueño pero cuando tocó su bolsillo sintió algo familiar: ¡la llave con forma de estrella! Sabiendo ahora que los sueños pueden hacerse realidad si uno cree en ellos con fuerza suficiente.
Desde ese día, Lola siguiendo inspirada como astronauta aficionada compartiendo historias sobre sus viajes imaginarios al espacio con todos los niños del pueblo para recordarles siempre creer en sí mismos y nunca dejar morir sus sueños porque quien sabe qué sorpresas nos puede traer el universo si nos atrevemos a soñar bien alto como las estrellas brillantes allá arriba.
FIN.