La Puerta Mágica de Comparatia



Había una vez un pequeño pueblo llamado Comparatia, donde vivían los personajes más peculiares y divertidos. En este lugar, todo estaba basado en la comparación.

Los habitantes del pueblo pasaban su tiempo comparando todo lo que veían: desde el tamaño de las casas hasta el color de las flores. En Comparatia vivían dos amigos inseparables: Compara y Contrasta. Compara era un niño muy curioso, siempre buscando nuevas cosas para comparar.

Contrasta, por otro lado, era más tranquilo y pensativo, le gustaba encontrar las diferencias entre las cosas. Un día, mientras paseaban por el bosque de Comparatia, Compara y Contrasta encontraron una extraña puerta escondida detrás de unos arbustos.

Sin pensarlo dos veces, decidieron abrirla y se encontraron con un mundo completamente diferente al suyo. Era el país de la Imaginación, donde todo era posible. Allí conocieron a Imagina y Crea, dos hermanos que eran expertos en crear historias fantásticas llenas de aventuras emocionantes.

Compara se emocionó mucho al ver todas las maravillas que existían en aquel lugar. Pero Contrasta no estaba tan seguro sobre si debían quedarse o regresar a Comparatia.

"¿Qué hacemos aquí? Esto es tan diferente a lo que conocemos", dijo Contrasta preocupado. "¡Pero mira todo lo que podemos hacer! Podemos volar como pájaros o nadar como peces", respondió Compara emocionado. Contrasta decidió darle una oportunidad al país de la Imaginación y juntos comenzaron a explorar cada rincón del lugar.

Conocieron a personajes mágicos como el Hada de los Sueños y el Duende de la Risas, quienes les enseñaron que la verdadera magia estaba en disfrutar cada momento y no en comparar todo.

A medida que pasaban más tiempo en el país de la Imaginación, Compara y Contrasta se dieron cuenta de lo limitados que eran en Comparatia. Allí solo comparaban las cosas sin realmente disfrutarlas.

"Compara, ¿te das cuenta de lo maravilloso que es vivir sin comparar todo el tiempo?" preguntó Contrasta. "Tienes razón, Contrasta. Aquí podemos ser nosotros mismos sin preocuparnos por cómo somos en comparación con los demás", respondió Compara reflexionando.

Decidieron regresar a Comparatia para contarles a todos sobre su increíble aventura en el país de la Imaginación. Querían mostrarles a sus amigos y vecinos que había mucho más en la vida que simplemente comparar todo.

Cuando llegaron al pueblo, organizaron una gran fiesta donde compartieron todas las historias y experiencias emocionantes que habían vivido. Poco a poco, los habitantes de Comparatia comenzaron a entender la importancia de disfrutar cada momento sin hacer constantes comparaciones.

Desde ese día, Comparatia dejó atrás su obsesión por la comparación y se convirtió en un lugar lleno de alegría y diversión. Los habitantes aprendieron a valorarse unos a otros por sus habilidades únicas y entendieron que cada uno era especial a su manera.

Y así fue como Compara y Contrasta cambiaron para siempre el destino del pequeño pueblo llamado Comparatia, demostrando que la verdadera magia estaba en disfrutar de la vida sin hacer constantes comparaciones.

FIN.

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