La puerta mágica del bosque



Había una vez en un pueblo pequeño, una niña llamada Clara que siempre tenía curiosidad por lo desconocido. Un día, mientras jugaba cerca del bosque, encontró una puerta antigua y misteriosa.

- ¡Hola! - dijo Clara en voz alta al ver la puerta de madera tallada, cubierta de hiedra. - ¿A dónde llevará esta puerta?

Al ver que no recibía respuesta, decidió abrirla. La puerta chirrió mientras se abría lentamente, revelando un bosque encantado lleno de colores vibrantes. Intrigada, Clara entró.

Al caminar por el sendero, se encontró con un pequeño cerdo llamado Roco, que estaba jugando entre las hojas.

- ¡Hola! - saludó Clara. - Soy Clara, ¿y tú quien sos?

- Soy Roco, el cerdito aventurero - respondió él con una sonrisa. - ¿Qué te trae al bosque?

- Encontré esta puerta mágica. Quiero explorar y descubrir cosas nuevas - dijo Clara emocionada.

- ¡Yo también! - exclamó Roco. - ¡Vamos juntos!

Mientras avanzaban, escucharon un rugido que resonaba entre los árboles. Clara, un poco asustada, preguntó:

- ¿Qué fue eso?

- No te preocupes, es solo el Lobo Valiente - dijo Roco. - Siempre está buscando nuevos amigos.

Curiosa, Clara decidió seguir el sonido. Al llegar a un claro, se encontraron con el Lobo, quien estaba tratando de alcanzar una manzana roja en un árbol alto.

- ¡Hola, Lobo Valiente! - gritó Roco. - Necesitás ayuda.

- Sí, por favor - respondió el Lobo, un poco avergonzado. - No puedo llegar a esa manzana.

Clara miró el árbol y, sin pensarlo dos veces, se subió a una rama cercana. Con un movimiento ágil, logró recoger la manzana y se la entregó al Lobo.

- ¡Gracias! - dijo el Lobo, relamiéndose los labios. - No suelo aceptar ayuda, pero hoy me doy cuenta de que no está mal pedirla.

Los tres se rieron y comenzaron a compartir historias. Entonces, Clara tuvo una idea:

- ¿Por qué no hacemos una fiesta? Podemos invitar a todos los animales del bosque.

Roco y el Lobo se emocionaron con la idea y rápidamente comenzaron a planear la fiesta. Reunieron flores, frutas y decoraciones que encontraron en el bosque.

Mientras trabajaban, Clara se dio cuenta de que el Lobo, aunque grande y con un aspecto imponente, era en realidad muy amable. El Lobo Valiente también compartió que a veces se sentía solo, porque todos le tenían miedo al verlo.

- No tienes que estar solo - le dijo Clara. - Siempre es mejor compartir momentos con amigos. Desde hoy, seremos tu familia.

El Lobo sonrió, y sus ojos se iluminaron.

Los animales comenzaron a llegar a la fiesta. Había pájaros, ardillas, hasta una tortuga que decidió dar una vuelta. Todos se divertían, bailaban, cantaban y compartían sus historias.

En medio de la alegría, de repente apareció una tormenta. El viento soplaba con fuerza y todos comenzaron a preocuparse.

- ¡Todos a resguardarse en la cueva! - gritó el Lobo. - ¡Rápido!

Los animales siguieron las indicaciones del Lobo y se refugiaron en la cueva. Buscaron la manera de mantenerse tranquilos mientras esperaban que la tormenta pasara. Clara miró a su alrededor y se dio cuenta de que cada uno tenía miedo, pero juntos se sentían un poco más seguros.

- ¿Por qué no contamos historias para distraernos? - sugirió Clara.

Así, cada uno comenzó a compartir algo especial sobre sí mismo. La tortuga contó sobre su larga vida, Roco compartió aventuras locas que había vivido, y el Lobo recordó cuando salvó a un pequeño pájaro.

Cuando la tormenta cesó, todos salieron de la cueva. El bosque había cambiado un poco, pero la amistad que habían forjado era más fuerte que nunca.

- Gracias, Clara, por mostrarnos que juntos somos más fuertes - dijo el Lobo Valiente.

- Y gracias a todos por aceptar mis ideas y ser parte de esta aventura - respondió Clara con una sonrisa.

Desde ese día, el Lobo, Roco y Clara se convirtieron en los mejores amigos del bosque, y el Lobo Valiente dejó de sentirse solo. De hecho, encontró la manera de ser un líder amable y todos los animales aprendieron que, aunque pueden haber diferencias, la amistad y el trabajo en equipo son lo que realmente importa.

Y así, juntos, vivieron muchas más aventuras en el bosque lleno de magia. Nunca había una puerta que no hubiera más que abrir; porque a veces, lo que uno necesita es un poco de valentía para dar el primer paso.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!