La puerta mágica del océano



Había una vez una familia que vivía en medio de un bosque encantado. La casa de la familia estaba rodeada de árboles altos y frondosos, y justo al lado había un hermoso lago lleno de peces.

La familia estaba compuesta por papá Juan, mamá Laura y sus dos hijos, Sofía y Lucas. Todos los días disfrutaban de la tranquilidad del bosque y se divertían explorando sus alrededores.

Un día, mientras paseaban cerca del lago, Sofía vio algo brillante en el agua. Se acercó emocionada y descubrió que era una llave dorada muy antigua. - ¡Miren lo que encontré! -exclamó Sofía emocionada-. ¡Es una llave! - ¿Una llave? -preguntó Lucas con curiosidad-.

¿Pero qué puerta abre? Decidieron seguir el rastro del lago hasta encontrar alguna puerta misteriosa que pudiera ser abierta por esa llave tan especial. Caminaron durante horas hasta llegar a un claro en el bosque donde había una pequeña cabaña abandonada.

En la puerta había un agujero donde solía estar la cerradura. - ¡Esta debe ser la puerta! -dijo mamá Laura entusiasmada-. Probemos con la llave. Sofía insertó la llave en el agujero y giró con cuidado.

Para sorpresa de todos, la puerta se abrió lentamente revelando un interior oscuro pero lleno de vida. Dentro encontraron un mundo submarino increíblemente colorido. El agua cristalina dejaba ver todo tipo de peces nadando alegremente entre algas y corales.

- ¡Es un mundo mágico! -exclamó papá Juan maravillado-. Nunca había visto algo así. La familia decidió aventurarse en ese mundo submarino y explorar todas las maravillas que tenía para ofrecer.

Nadaron entre los peces, se deslizaron por toboganes de algas y descubrieron tesoros escondidos. Pero mientras se divertían, notaron que algunos peces parecían tristes y preocupados. Se acercaron a uno de ellos llamado Pepe, quien les contó su historia.

- Hace tiempo, nuestro hogar estaba lleno de alegría y paz -dijo Pepe con tristeza-. Pero últimamente hemos estado enfrentando problemas. Nuestro lago se ha vuelto cada vez más contaminado y muchos de nuestros amigos han enfermado.

La familia escuchaba atentamente mientras el pequeño pez les pedía ayuda para limpiar el lago y salvar a sus amigos enfermos. - Por supuesto que los ayudaremos -dijo mamá Laura con determinación-. Todos merecen vivir en un ambiente limpio y saludable.

Con la ayuda de Sofía, Lucas y todos los demás peces del lago, comenzaron una gran campaña para recolectar la basura del agua. Organizaron jornadas de limpieza donde recogieron botellas vacías, plásticos flotantes e incluso redes abandonadas.

Después de mucho esfuerzo, el lago volvió a ser cristalino y los peces enfermos empezaron a recuperarse poco a poco. La alegría regresó al mundo submarino gracias al trabajo en equipo de la familia junto con sus nuevos amigos.

Finalmente, llegó el momento de despedirse del mundo submarino y regresar a casa. Los peces les dieron las gracias por su ayuda y prometieron cuidar el lago para siempre. Al cerrar la puerta mágica de la cabaña, Sofía se dio cuenta de algo importante. - Aprendimos una gran lección -dijo sonriendo-.

No importa cuán pequeños seamos, todos podemos hacer una diferencia en el mundo si trabajamos juntos y cuidamos nuestro entorno.

La familia volvió a su hogar en el bosque con una nueva perspectiva sobre la importancia de proteger la naturaleza. Prometieron seguir ayudando a los animales y manteniendo limpio su querido lago lleno de peces. Y así, vivieron felices rodeados del amor de su familia y la belleza del bosque encantado que siempre sería su hogar.

FIN.

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