La puerta mágica y el duende redimido


Había una vez en un hermoso bosque encantado, donde habitaban hadas, unicornios y diversas criaturas fantásticas. En medio de aquel mágico lugar se encontraba una puerta muy especial.

Esta puerta era conocida como la Puerta Mágica, ya que tenía el poder de transportar a quien la cruzara a diferentes mundos llenos de aventuras y sorpresas. Un día, las hadas del bosque descubrieron que alguien había robado el cristal mágico que mantenía la puerta activa.

Sin ese cristal, la Puerta Mágica no podría utilizarse y quedarían atrapadas en su mundo para siempre. Las hadas convocaron entonces a todos los seres mágicos del bosque para encontrar una solución.

El consejo de las criaturas fantásticas decidió enviar a un valiente grupo conformado por una hada llamada Luna, un unicornio llamado Rayo y un pequeño duende llamado Tris. - Tenemos que encontrar al ladrón del cristal mágico y recuperarlo -dijo Luna con determinación-.

Si no lo hacemos pronto, estaremos perdidos. Los tres amigos comenzaron su búsqueda por todo el bosque encantado. Preguntaron a los árboles sabios, consultaron al río de aguas cristalinas e incluso pidieron ayuda a los animales parlantes del lugar.

Pero nadie parecía tener información sobre el paradero del ladrón. Después de mucho buscar sin éxito, Luna tuvo una idea brillante: visitar al viejo dragón sabio que vivía en lo más alto de la montaña.

Según las leyendas, él poseía conocimientos ancestrales y podría ayudarles. Cuando llegaron a la cueva del dragón, este les recibió amablemente. Tras escuchar su historia, el sabio dragón les explicó que el ladrón del cristal mágico era un malvado duende llamado Sombra.

Este duende había robado el cristal para utilizar su poder y sembrar caos en los mundos mágicos. - Pero no teman, queridos amigos -dijo el sabio dragón-. Les enseñaré una antigua técnica de magia que les permitirá enfrentarse a Sombra y recuperar el cristal.

El dragón les dio a Luna, Rayo y Tris unas varitas mágicas especiales y les instruyó sobre cómo usarlas correctamente. Tras varios días de entrenamiento intensivo con las varitas, los tres amigos se sentían preparados para enfrentarse a Sombra.

Finalmente, llegó el día del enfrentamiento. Luna, Rayo y Tris encontraron al duende en un oscuro rincón del bosque encantado. Con valentía y confianza en sí mismos, utilizaron sus varitas mágicas para lanzar hechizos que debilitaron a Sombra.

Pero justo cuando parecía que habían ganado la batalla, Sombra utilizó sus últimas fuerzas para abrir un portal hacia otro mundo desconocido. Sin pensarlo dos veces, Luna saltó por la puerta antes de que esta se cerrara por completo.

Del otro lado del portal, Luna descubrió un lugar lleno de luz y color donde habitaban seres maravillosos como hadas luminosas y unicornios dorados. Allí también encontró al ladrón Sombra, quien ya no parecía tan malvado.

- Luna, gracias a ti he descubierto un mundo lleno de bondad y magia -dijo Sombra con tristeza-. Me arrepiento de lo que hice y quiero devolverles el cristal mágico.

Luna comprendió que todos merecen una segunda oportunidad y decidió perdonar a Sombra. Juntos, regresaron al bosque encantado y devolvieron el cristal a su lugar en la Puerta Mágica. Desde ese día, Luna, Rayo, Tris y Sombra se convirtieron en grandes amigos.

Aprendieron que la verdadera magia reside en la amistad y el perdón. Y así, continuaron viviendo aventuras juntos en los diferentes mundos que la Puerta Mágica les permitía explorar.

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