La Puerta Misteriosa de la Plaza



Era un soleado sábado por la mañana y Lucas, un niño curioso y aventurero, decidió visitar la plaza del barrio. Con su gorra inclinada hacia atrás y su mochila llena de dibujos para colorear, se dirigió hacia su lugar favorito. La plaza estaba llena de risas, juegos y el aroma de las tortas fritas que vendían las abuelas.

Al caminar bajo la sombra de un gran sauce, Lucas notó algo inusual. Justo al lado del columpio, había una puerta de madera antigua, adornada con intrincados grabados que nunca había visto antes.

"¿De dónde habrá salido esta puerta?" - se preguntó Lucas, acercándose lentamente.

La puerta parecía estar allí desde hace mucho tiempo, cubierta de tierra y con un pequeño cerrojo que no se veía muy usado. Lucas, intrigado, se agachó para inspeccionarla más de cerca.

"¿Te imaginas si esta puerta nos lleva a un lugar mágico?" - pensó mientras la acariciaba suavemente. En ese momento, escuchó una voz suave que provenía de la puerta.

"Hola, joven aventurero. He estado esperando a alguien valiente que se atreva a abrirme" - dijo la puerta, sorprendentemente.

Lucas, que nunca antes había hablado con una puerta, sintió una mezcla de emoción y nerviosismo.

"¿Quién sos?" - preguntó con una sonrisa intrigada.

"Soy la Puerta de las Aventuras. A través de mí, podrás descubrir maravillosos mundos, pero primero debes resolver un acertijo" - respondió la puerta.

"¡Me encantan los acertijos!" - exclamó Lucas.

La puerta sonrió. "Muy bien, escucha con atención. Si quieres cruzar, debes responder correctamente: 'En un campo de flores, verde y sin fin, hay un ojo que nunca se cierra. ¿Qué es?'."

Lucas frunció el ceño y pensó intensamente. Recordó las historias que su abuela le contaba sobre la naturaleza y las cosas que observan sin descanso.

"¡Es el sol!" - gritó con confianza.

La puerta palpitó de alegría. "Correcto, valiente Lucas. Ahora puedo llevarte a un lugar mágico, donde aprenderás y vivirás aventuras con tus amigos. ¿Te gustaría?"

Con el corazón palpitando, Lucas asintió. La puerta se abrió con un crujido y, al cruzarla, se encontró en un vibrante bosque lleno de colores, animales hablando y árboles que danzaban.

De repente, un zorro alegre se acercó a él. "¡Hola! Soy Zuri, el guardián del bosque. Bienvenido a este lugar. Aquí aprenderás sobre la amistad, el trabajo en equipo y el cuidado del medio ambiente".

Lucas sonrió. "¡Guau! No puedo esperar para conocer más sobre este lugar. ¿Qué hacemos primero?"

Zuri le mostró un grupo de animales que estaban organizando una gran fiesta. "¡Vamos a ayudar a preparar todo! Necesitamos recolectar frutas y flores. Mientras trabajamos juntos, podremos compartir historias y aprender los unos de los otros".

Lucas no dudó. Se unió al grupo, aprendiendo sobre cada animal y cómo se cuidaban entre sí. Mientras recolectaban llamativas frutas, Lucas descubrió que cada animal tenía diferentes habilidades.

"¿Ves? Todos somos únicos, y al trabajar en equipo, podemos lograr lo que queremos" - explicó Zuri mientras llevaban los ingredientes a un claro.

Eventualmente, la fiesta comenzó. El aire se llenó de música, risas y del delicioso aroma de la comida. Al atardecer, Lucas se dio cuenta de algo muy importante.

"Esto es increíble. La unión hace la fuerza y la amistad es lo que nos hace felices" - expresó Lucas, mirando a sus nuevos amigos.

Sin embargo, tal felicidad provocó que un viento fuerte comenzara a soplar.

"¡Oh no! La fiesta puede desarmarse. No puedo dejar que eso pase" - dijo Lucas, recordando lo que había aprendido, así que rápidamente convocó a todos.

"¡Chicos! ¡Ayudemos a mantener la fiesta en pie! Todos juntos podemos proteger el lugar de este viento fuerte. Formemos una cadena".

Los animales se alinearon, con Lucas al frente. Juntos, sostuvieron las mantas de la fiesta y se ayudaron a proteger la comida.

"¡Lo hicimos!" - celebró Zuri, y todos aplaudieron.

"Sí, juntos somos más fuertes" - dijo Lucas, contento.

Cuando el viento finalmente se calmó, la fiesta continuó. Lucas jugó, bailó y se sintió parte de una gran familia.

Al atardecer, Zuri se acercó a Lucas. "Es hora de que regreses a tu hogar, joven aventurero, pero recuerda siempre lo que aprendiste hoy".

"No lo olvidaré, Zuri. ¡Gracias por todo!" - dijo Lucas, mientras la puerta mágica lo esperaba.

Con un último vistazo a sus amigos del bosque, Lucas cruzó la puerta y se encontró nuevamente en la plaza. La puerta misteriosa desapareció, pero la experiencia quedó grabada en su corazón.

Desde ese día, Lucas siempre recordará el gran poder de la amistad y la importancia de trabajar en equipo para alcanzar sus sueños. Y, por supuesto, visitaría la plaza con más frecuencia, esperando algún día encontrar otra aventura mágica.

FIN.

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