La Puerta Secreta de Emma
Una soleada mañana, Emma, una curiosa y valiente niña de diez años, decidió explorar el amplio y exuberante jardín de su abuela. Mientras corría entre las coloridas flores y los altos arbustos, sus ojos brillantes se posaron sobre algo peculiar: una pequeña puerta cubierta de enredaderas verdes y brillantes. Intrigada, se acercó lentamente.
- ¿Qué habrá detrás de esta puerta secreta? - murmuró Emma, sintiendo una emoción burbujeante en su interior.
Con un empujón suave, la puerta chirrió y se abrió, revelando un sendero cubierto de suaves pétalos de flores de colores vivos. Sin pensarlo dos veces, Emma cruzó el umbral y se encontró en un mundo mágico.
Frente a ella se extendía un impresionante paisaje lleno de árboles gigantes que brillaban como cristales y ríos de agua reluciente que danzaban entre las rocas. De repente, tres criaturas encantadoras aparecieron ante ella. Un simpático dragón de escamas doradas, un elegante unicornio de crin plateada y una alegre mariposa de mil colores.
- ¡Bienvenida, Emma! - exclamó el dragón, agitándose emocionado - ¡Estamos tan felices de conocerte! Soy Dorado, y estos son Brillante, el unicornio, y Colibrí, la mariposa.
- Este es el Reino de la Amistad - explicó Brillante, relinchando suavemente - Aquí todos somos amigos y nos ayudamos mutuamente.
Emma, maravillada, se unió a ellos en una aventura por el reino. Juntos, exploraron praderas repletas de flores mágicas que susurraban secretos al viento. Conocieron a un erizo sabio que les contou historias fascinantes sobre el valor y la generosidad.
Pero no todo era perfecto. Un oscuro nublado apareció de repente, y una tormenta comenzó a azotar el reino, poniendo en peligro la hermosa armonía que reinaba allí.
- ¡Debemos hacer algo! - gritó Colibrí, revoloteando nervioso.
- ¡Hay que unir nuestras fuerzas! - propuso Emma, recordando lo que había aprendido de su erizo amigo. Con valentía, sugirió unirse todos para crear un poderoso encantamiento de amistad.
Poco a poco, cada criatura se unió en un enorme círculo, mientras Emma guiaba con su dulce voz.
- ¡Amistad, amor y alegría, juntos siempre brillarán! - cantaron todos al unísono.
Con cada nota, la tormenta fue cediendo, y los rayos del sol comenzaron a brillar nuevamente. La lluvia se transformó en un arcoíris majestuoso que llenó el cielo de colores.
- ¡Lo logramos! - exclamó Emma, llena de asombro y alegría.
- ¡Sí! ¡La amistad es el más poderoso de los hechizos! - respondió Dorado mientras se deslizaba por el suelo con pasos danzantes.
Emma entendió que gracias a su valentía y la unión entre los amigos, habían logrado salvar el Reino de la Amistad. Todos celebraron con una gran fiesta llena de risas, danza y deliciosos manjares.
Al caer la tarde, Emma supo que era hora de regresar.
- Nunca olvidaré este lugar hermoso y a todos ustedes - dijo, con los ojos brillantes de emoción.
- Volveremos a encontrarnos, Emma - prometió Brillante, mientras la puertas mágicas la volvían a llevar a su jardín.
Al atravesar la puerta, Emma se dio vuelta y vio a sus amigos sonriendo. En su corazón, guardaría siempre el recuerdo de aquel increíble mundo y la lección más valiosa: que la amistad puede devolver la luz incluso en los días más oscuros.
Con una sonrisa en el rostro, Emma continuó su camino en el jardín, sintiéndose más fuerte y valiente que nunca.
FIN.