La puerta secreta del arroyo encantado


Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza dos amigos inseparables: Arturo, un joven alegre y aventurero, y Jorge, un chico ciego pero lleno de sabiduría y bondad.

Juntos recorrían cada rincón del lugar, descubriendo nuevas historias y viviendo emocionantes aventuras. Un día, mientras paseaban por el bosque cercano al pueblo, Jorge le dijo a Arturo: "¡Escucho el sonido de un arroyo! ¡Vamos a explorar!" - exclamó con entusiasmo.

Arturo asintió emocionado y juntos siguieron el sonido del agua hasta llegar a un hermoso arroyo rodeado de árboles frondosos. Arturo se maravillaba con la belleza del lugar mientras Jorge disfrutaba del suave murmullo del agua que acariciaba las piedras.

De repente, Arturo vio algo brillante entre las rocas. Era una llave dorada. "¡Mira lo que encontré!" - gritó Arturo emocionado. Jorge extendió su mano hacia donde estaba Arturo y tomó la llave entre sus dedos.

"Esta llave es especial" - comentó Jorge con calma -. "Puede abrir puertas que otros no pueden ver. " Intrigados por las palabras de su amigo ciego, decidieron seguir el curso del arroyo en busca de alguna puerta misteriosa.

Después de caminar un rato, llegaron a una colina donde encontraron una vieja puerta de madera cubierta de enredaderas.

Sin dudarlo, Arturo probó la llave en la cerradura y para sorpresa de ambos ¡la puerta se abrió lentamente revelando un túnel oscuro! Con valentía y curiosidad, los amigos decidieron adentrarse en el túnel guiados por la intuición aguda de Jorge. A medida que avanzaban, escuchaban extraños murmullos e incluso sintieron corrientes de aire fresco que les hacían cosquillas en la piel.

De repente, llegaron a una gran caverna iluminada por destellos dorados que provenían del techo. En el centro brillaba una esfera luminosa que parecía contener todos los colores imaginables. Fascinados por tanta belleza, los amigos se acercaron lentamente.

Entonces escucharon una voz melodiosa que resonaba en toda la caverna: "Bienvenidos buscadores valientes. Han demostrado tener corazones puros y mentes abiertas.

" Sorprendidos pero emocionados, Arturo y Jorge miraron a su alrededor intentando encontrar al dueño de aquella voz celestial. Fue entonces cuando la esfera luminosa se transformó en una hada radiante con alas resplandecientes. "Han superado las pruebas con coraje y amistad verdadera" - dijo el hada con dulzura -.

"Por eso les concederé un deseo cada uno. "Arturo miró a Jorge con gratitud y luego dirigió su deseo al hada: "Deseo poder ver el mundo a través de los ojos de mi amigo Jorge.

" El hada asintió sonriente antes de desvanecerse en mil destellos brillantes. En ese instante, Arturo experimentó una sensación única al poder ver todo lo que lo rodeaba como si nunca hubiera estado ciego antes.

Lágrimas brotaron de sus ojos al contemplar tanta belleza mientras abrazaba emocionado a su amigo Jorge. Jorge tocó su hombro cariñosamente y dijo: "Gracias por compartir mi mundo contigo.

" Los dos amigos se prometieron seguir explorando juntos cada rincón del universo sin importar las dificultades pues sabían que juntos podían superar cualquier obstáculo gracias a su valentía, amistad verdadera y ahora también gracias a esa llave dorada especial que les había regalado aquel ser mágico.

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