La rana que aprendió a ser amable
Había una vez un niño llamado Lucas, quien vivía con sus abuelos en un pequeño pueblo. Lucas era conocido por ser muy grosero y malhablado. Siempre decía palabras feas y trataba mal a los demás.
Un día, mientras caminaba por el parque del pueblo, Lucas encontró una extraña piedra brillante en el suelo.
La tomó en sus manos y de repente, escuchó una voz que le dijo: "Lucas, si sigues siendo tan grosero, te convertirás en una rana". Lucas se quedó sorprendido y asustado. No quería convertirse en una rana, así que decidió cambiar su actitud y empezar a ser amable con los demás.
Regresó a casa y se disculpó con sus abuelos por todas las veces que los había tratado mal. A partir de ese momento, Lucas hizo un esfuerzo consciente para cambiar su forma de hablar y comportarse.
Empezó a decir "por favor" y —"gracias" , dejando atrás las palabras feas que solía usar. Al principio fue difícil para él controlar sus impulsos negativos, pero poco a poco fue mejorando. Sus abuelos lo felicitaban cada vez que veían un cambio positivo en su actitud.
Un día, mientras paseaba por el parque nuevamente, Lucas vio la misma piedra brillante que había encontrado antes. Esta vez la recogió solo para recordar cómo había cambiado gracias a ella.
Justo cuando estaba guardándola en su bolsillo, escuchó la voz nuevamente: "Lucas, has demostrado ser valiente al cambiar tu forma de ser. Te concederé un deseo". Lucas estaba emocionado y pensó por un momento. Luego, decidió que su deseo sería que todos en el pueblo fueran amables y respetuosos entre sí.
Al instante, algo mágico sucedió. Las personas comenzaron a sonreír más, a saludarse con cortesía y a ayudarse mutuamente. El ambiente en el pueblo se volvió mucho más agradable.
Lucas se dio cuenta de que había hecho una gran diferencia en la vida de las personas simplemente cambiando su propia actitud. Se sintió orgulloso de sí mismo y prometió seguir siendo amable y respetuoso siempre. Desde ese día, Lucas nunca volvió a ser grosero ni malhablado.
Aprendió que el poder de las palabras puede causar daño o hacer felices a los demás, y eligió usarlas para construir un mundo mejor.
Y así, Lucas vivió feliz junto a sus abuelos, rodeado de amor y amistad gracias al cambio positivo que había logrado en su vida. Y nunca olvidó lo importante que es tratar a los demás con amabilidad y respeto.
FIN.