La rana que se convirtió en niño
Había una vez un pequeño sapito llamado René que vivía en el bosque. A diferencia de los demás sapos, René no era feliz saltando y croando todo el día.
Él soñaba con ser un niño, jugar con otros niños y aprender cosas nuevas. Un día, mientras exploraba cerca del río, René encontró una extraña piedra brillante.
Sin pensarlo dos veces, la agarró y de repente ¡se transformó en un niño! Estaba emocionado por su nueva apariencia y decidió ir al pueblo para vivir como un verdadero niño. Al llegar al pueblo, René se dio cuenta de lo diferente que era su vida ahora.
Se acercó a un grupo de niños que estaban jugando en el parque y les dijo: "¡Hola! Soy René, ¿puedo jugar con ustedes?"Los niños miraron sorprendidos al sapito convertido en niño. Uno de ellos respondió: "No puedes jugar con nosotros, eres solo un sapo disfrazado".
Los demás niños se rieron y siguieron jugando sin él. René se sintió muy triste pero decidió no rendirse. Sabía que era importante demostrarles a los demás que él podía ser igual de divertido e inteligente como cualquier niño.
Así que decidió hacer algo extraordinario para impresionarlos. Recordando las habilidades especiales que tenía cuando era sapo, René fue a buscar insectos para mostrarles lo bueno que era atrapándolos.
Encontró una mariposa hermosa y la persiguió por todo el parque hasta finalmente atraparla entre sus manos. Corrió hacia los otros niños y exclamó: "¡Miren lo que puedo hacer!". Los niños se quedaron boquiabiertos al ver la mariposa atrapada en las manos de René.
El líder del grupo, llamado Martín, dijo: "Eso fue increíble, nunca habíamos visto a alguien atrapar una mariposa así". A partir de ese momento, los demás niños comenzaron a tratar a René como uno más del grupo.
Jugaron juntos durante horas y René se dio cuenta de que no importaba si era un sapo o un niño, lo importante era ser amable y demostrar sus habilidades únicas. Pero la historia no termina aquí.
Una noche, mientras dormía en su cama convertida en hoja grande, René tuvo un sueño extraño. La piedra brillante apareció nuevamente y le dijo: "René, ha llegado el momento de volver a ser sapito". Al despertar, René volvió a tener forma de sapo.
Aunque estaba triste por dejar su vida como niño detrás, René recordó todas las cosas maravillosas que había aprendido y decidió seguir siendo feliz como sapo. Regresó al bosque con una sonrisa en su rostro y compartió sus experiencias con los demás sapos.
Desde aquel día, todos los sapos del bosque aprendieron que no importa cómo luzcas o quién eres realmente; lo importante es aceptarte tal como eres y aprovechar tus habilidades especiales para hacer del mundo un lugar mejor.
Y así fue como el pequeño sapito llamado René enseñó una valiosa lección a todos los habitantes del bosque: la verdadera felicidad proviene de ser uno mismo y aceptarse sin importar las apariencias.
FIN.