La ranita saltarina y el arcoíris mágico



Había una vez una ranita muy especial llamada Renata. A Renata le encantaba saltar y brincar por todos lados, pero solo lo hacía cuando dejaba de llover.

Cuando el sol salía y los charcos se secaban, Renata salía de su escondite y comenzaba a saltar felizmente. Una mañana, Renata se despertó emocionada porque había pasado toda la noche lloviendo y sabía que pronto podría salir a jugar.

Salió de su pequeña cueva en el árbol y vio cómo los rayos del sol empezaban a iluminar el bosque. Renata dio un salto gigante al charco más grande que encontró. ¡Plash! El agua salpicó por todas partes, llenando de risas el aire.

Pero mientras Renata saltaba, escuchó un ruido extraño proveniente del otro lado del bosque. Curiosa como era, decidió investigar qué estaba pasando. Saltó rápidamente hacia donde provenían los sonidos y encontró a sus amiguitos conejo, tortuga y pájaro reunidos alrededor de algo misterioso.

- ¡Hola amigos! ¿Qué están haciendo? - preguntó Renata con entusiasmo. - ¡Renata! Estamos mirando este hermoso arcoíris que apareció después de la lluvia - respondió Pájaro señalando hacia el cielo. Renata miró maravillada aquel arco multicolor que cruzaba el horizonte.

Nunca antes había visto algo tan bonito como eso. Se sintió inspirada por la belleza del arcoíris y decidió hacer algo especial para compartir con sus amigos.

- Chicos, ¿les gustaría que hagamos una carrera de saltos hasta el arcoíris? - propuso Renata emocionada. - ¡Sí, sí! ¡Qué divertido sería! - exclamaron sus amigos entusiasmados. Y así comenzó la competencia.

Los animales se pararon en línea y al grito de "¡Listos, preparados, ya!" comenzaron a saltar lo más alto que podían. Conejo saltaba con todas sus fuerzas, Tortuga daba pequeños brincos y Pájaro volaba por encima de ellos. Pero cuando llegó el turno de Renata, algo sorprendente sucedió.

Renata dio un salto tan grande que llegó más alto que cualquier otro animal. ¡Incluso llegó hasta el mismísimo arcoíris! Todos los animales quedaron boquiabiertos ante aquel espectáculo tan increíble. - ¡Wow Renata! Eres la mejor saltadora del mundo - exclamaron todos llenos de admiración.

Renata sonrió orgullosa pero recordó que no había llegado hasta allí solo por ella misma. Fue gracias a la inspiración del arcoíris y al apoyo de sus amigos que pudo lograrlo.

Desde aquel día, Renata siguió saltando felizmente después de cada lluvia. Pero ahora también compartía su alegría con todos los demás animales del bosque. Juntos aprendieron la importancia de trabajar en equipo y cómo la amistad puede llevarnos a alcanzar metas increíbles.

Y así, Renata y sus amigos continuaron disfrutando del sol después de cada tormenta, celebrando la vida y creando momentos inolvidables juntos. Porque, como decía Renata, "la magia sucede cuando saltamos juntos hacia nuestros sueños". Y colorín colorado, este cuento ha terminado.

FIN.

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