La Ratita Presumida y el Valor de la Amistad



En un pequeño pueblo, vivía una ratita muy presumida. Siempre estaba preocupada por su apariencia y por cómo la veían los demás. Un día, mientras barría la entrada de su casa, encontró una moneda brillante. "¡Qué suerte!"- exclamó la ratita, "¡Con esto puedo comprarme un lindo moño!"-

Con la moneda en su pequeña pata, la ratita fue a la tienda y eligió el moño más hermoso. Cuando volvió a casa, se lo colocó en la cabeza, se miró al espejo y sonrió. "¡Soy la más linda del barrio!"-

Pero desde entonces, se dedicó a presumir y a ignorar a sus amigos. "¿Para qué voy a jugar con ustedes?"- decía, "Si soy la ratita más bonita, ¡ustedes están muy lejos de mi belleza!"-

Un día, mientras disfrutaba de su nuevo moño, la ratita escuchó un llanto en el bosque cercano. Siguió el sonido y encontró a una pequeña mariposa atrapada en la red de un cazador. "¡Ayuda!"- gritaba la mariposa, "¡No puedo salir!"-

La ratita, aunque un poco asustada, se sintió conmovida. "No puedo dejarla así... pero, ¿y si me ensucio el moño?"- pensó. La mariposa vio su conflicto. "Por favor, soy solo una mariposa, mi vida también es valiosa."-

Finalmente, la ratita decidió ayudarla. Con cuidado, utilizando su pequeño cuerpo y dientes afilados, logró romper la red y liberar a la mariposa. "¡Gracias, ratita!"- dijo la mariposa, volando felizmente. "Eres muy valiente."-

Al regresar a casa, la ratita no se sentía tan presumida. "Quizás la belleza no lo es todo..."- reflexionó. Días después, se dio cuenta de que había perdido el interés por ser la más linda y comenzó a jugar nuevamente con sus amigos, valorando más la alegría y la amistad que un simple moño.

Con el tiempo, la ratita no solo se volvió más querida por sus amigos, sino que también entendió que ayudar a los demás traía una felicidad genuina. Desde aquel día, la ratita presumida siempre recordaba que la verdadera belleza estaba en el corazón. Y así, vivió feliz, rodeada de sus amigos, disfrutando de cada momento juntos.

FIN.

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