La rebanada de pizza mágica



Había una vez en el barrio de Villa Pizza, tres amigos muy hambrientos: Citlali, Israel y Javier. Habían decidido pedir una deliciosa pizza para compartir, pero al llegar a la última rebanada, surgió un problema inesperado.

"¡Ey! ¡Yo quiero la última rebanada!", exclamó Citlali con entusiasmo. "Pero si yo no he comido tanto como ustedes, ¡yo debería ser quien se la coma!", argumentó Javier con firmeza. "Bueno, bueno...

¿y si jugamos a piedra, papel o tijera para decidir quién se queda con ella?", propuso Israel tratando de calmar los ánimos. Los tres amigos jugaron varias rondas de piedra, papel o tijera, pero siempre terminaban empatados.

La tensión aumentaba y ninguno quería ceder su posición sobre la codiciada rebanada de pizza. Fue entonces cuando escucharon una risa misteriosa que provenía de detrás de ellos. "¿Quién anda ahí?", preguntó Citlali mirando a su alrededor.

De repente, apareció ante ellos un duende travieso con sombrero verde y grandes orejas puntiagudas. El duende dijo en voz alta:"¡Veo que tienen problemas para decidir quién se come la última rebanada! Pero tengo una idea mejor.

"Los amigos lo miraron sorprendidos mientras el duende sacaba un pequeño libro antiguo y comenzaba a recitar un conjuro desconocido. En cuestión de segundos, la última rebanada de pizza comenzó a crecer y crecer hasta convertirse en una enorme porción gigante que flotaba sobre sus cabezas.

"¡Wow! ¡Jamás vi algo así!", exclamó Javier asombrado. El duende les explicó que esa porción gigante contenía suficiente pizza para alimentar a todo el vecindario durante días.

Los amigos entendieron que compartiendo generosamente podrían hacer felices a muchas más personas que solo peleando por un trozo individualmente. Así fue como Citlali, Israel y Javier invitaron a todos los vecinos del barrio a disfrutar juntos de aquella increíble porción gigante de pizza.

Rieron, compartieron historias y saborearon cada bocado sin preocuparse por quién tenía la última rebanada. La lección aprendida fue que es mucho más gratificante compartir y hacer felices a los demás que pelear por algo egoístamente.

Y desde aquel día en adelante, el barrio Villa Pizza se convirtió en un lugar famoso por su espíritu solidario y amistoso. Y cada vez que alguien mencionaba aquella historia increíble de la porción gigante de pizza, todos recordaban la importancia de compartir y trabajar juntos para hacer del mundo un lugar mejor.

FIN.

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