La Reina de la Música
Valentina era una niña muy especial. Desde pequeña, tenía un gran talento para la música y el canto.
A los 3 años, ya sabía cantar canciones populares con una voz dulce y melodiosa que hacía que todos a su alrededor se detuvieran para escucharla. Un día, Valentina estaba en el parque jugando cuando se encontró con un anciano que parecía triste. Valentina se acercó a él y le preguntó qué le pasaba.
"No tengo ganas de hablar, pequeña", dijo el anciano con una voz cansada. "¿Puedo ayudarte en algo?", insistió Valentina. El anciano suspiró y finalmente habló: "Hace muchos años yo también solía cantar como tú, pero perdí mi voz por culpa del miedo escénico".
Valentina lo miró sorprendida e intrigada. El anciano continuó: "Si tan solo hubiera tenido la valentía de seguir adelante, quién sabe dónde estaría hoy en día". Valentina decidió entonces hacer algo especial por el anciano.
Le pidió permiso para cantarle una canción y él aceptó. Valentina cerró los ojos y comenzó a cantar con todo su corazón.
La canción era tan hermosa que pronto atrajo a otros niños del parque, quienes se reunieron alrededor de ella para escucharla. Cuando terminó la canción, el anciano estaba llorando emocionado. "Eres muy talentosa", le dijo entre lágrimas. —"Gracias" , respondió Valentina sonriendo. "Quiero ser una princesa que canta muy bien cuando sea grande".
El anciano le acarició la cabeza y le dijo: "No necesitas ser una princesa para ser especial, Valentina. Solo tienes que seguir cantando con todo tu corazón y nunca dejar que el miedo te detenga".
Valentina no entendió del todo lo que quiso decirle el anciano, pero su mensaje quedó grabado en su corazón. Con el tiempo, Valentina creció y se convirtió en una adolescente muy talentosa. Pero también comenzó a experimentar el miedo escénico que había mencionado el anciano.
Pensaba constantemente en las críticas de los demás y tenía miedo de no estar a la altura de sus propias expectativas. Un día, justo antes de un importante concierto, Valentina recordó las palabras del anciano.
Cerró los ojos por un momento y recordó por qué amaba tanto la música: porque le hacía sentir feliz y libre. Finalmente subió al escenario con confianza y cantó como nunca antes lo había hecho. La multitud estaba impresionada por su voz única y emocional.
Después del concierto, Valentina recibió muchos halagos por su actuación. Pero lo más importante es que ella misma se sentía orgullosa de sí misma porque había superado sus propios temores.
Desde ese día en adelante, Valentina siguió cantando con pasión e inspiración. Y aunque nunca se convirtió en una princesa real, siempre fue conocida como la reina de la música gracias a su gran talento vocal y a su valentía para enfrentar sus miedos.
FIN.