La Reina del Hielo y la Amabilidad de los Niños



Hace mucho tiempo, en un reino lejano y frío, vivía la Reina del Hielo Brillante. Era una mujer hermosa con cabello blanco como la nieve y ojos azules como el hielo.

Pero su corazón estaba tan frío como el invierno que reinaba en su tierra. La Reina del Hielo Brillante había perdido a sus padres cuando era joven y desde entonces se había cerrado a sí misma al amor y la amistad.

Gobernaba con mano dura, castigando a cualquiera que osara desafiarla. Un día, un grupo de niños jugaba cerca del palacio de la reina cuando uno de ellos accidentalmente rompió una ventana.

La Reina del Hielo Brillante los vio y ordenó que los llevaran ante ella. Cuando los niños llegaron ante ella temblando de miedo, la reina se sorprendió al verlos llorar. Nunca antes había visto lágrimas en sus súbditos. "¿Por qué lloran?" preguntó la reina con frialdad.

"Nos da miedo estar aquí", respondió uno de los niños. "Pensamos que nos ibas a castigar por lo que hicimos".

La Reina del Hielo Brillante se sintió extrañamente conmovida por las palabras del niño y decidió hacer algo diferente esta vez: "No voy a castigarlos", dijo. "Pero quiero que me cuenten sobre sus vidas". Los niños comenzaron a hablarle sobre sus familias, amigos y sueños para el futuro mientras la reina escuchaba atentamente.

Poco a poco, fue descubriendo cómo vivían las personas comunes en su reino y se dio cuenta de que había estado gobernando con demasiada dureza. La Reina del Hielo Brillante decidió cambiar. Comenzó a ser más amable con sus súbditos, a escuchar sus necesidades y preocupaciones.

Con el tiempo, su corazón frío comenzó a derretirse. Un día, la reina organizó una fiesta para todos los niños del reino. Había comida, música y juegos para todos.

Los niños se divirtieron tanto que incluso la reina sonrió por primera vez en años. Desde entonces, la Reina del Hielo Brillante se convirtió en una líder justa y compasiva.

Gobernaba con sabiduría y bondad, siempre recordando las lecciones que había aprendido de los niños que habían roto una ventana. Y así, el invierno continuó en el reino pero ya no era tan frío como antes porque ahora estaba calentado por un corazón lleno de amor.

FIN.

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