La reina muy sincera
Había una vez en un reino lejano, una reina conocida por su sinceridad. Su nombre era Reina Clara, y todos la querían mucho porque siempre decía la verdad, aunque a veces esa verdad podía ser difícil de escuchar. La gente del reino la admiraba, pero también tenía miedo de preguntarle cosas, porque sabían que no escondería nada.
Un día, el príncipe Lucas, un joven príncipe muy inquieto, estaba tratando de organizar un gran baile en el palacio para celebrar la llegada de la primavera. Sin embargo, tenía una gran preocupación:
"¡Mamá! ¿Qué pasaría si la gente no viene al baile? ¿Qué haré entonces?"
La reina, al escuchar a su hijo, le sonrió y respondió:
"Lucas, la gente vendrá si se siente feliz y bienvenida. Pero quizás deberías hacer algo especial para que todos se animen a venir."
Lucas pensó por unos momentos y tuvo una gran idea. "¡Haré una competencia de talentos!"
Emocionado, le fue a contar a la reina su idea, pero ella lo detuvo en seco:
"Eso suena divertido, pero Lucas, deben ser talentos reales. El público es muy inteligente y notará si alguien no está realmente preparado."
"... mmm... tienes razón, mamá. Solo quiero que todos se diviertan."
"Lo sé, hijo. Pero en lugar de hacer una competencia, ¿por qué no creas un espacio para que la gente muestre su auténtico talento? A veces, la sinceridad es más importante que un trofeo."
El príncipe Lucas decidió seguir el consejo de su madre y organizó una tarde de talentos donde cualquiera podía subir al escenario y mostrar lo que sabía hacer, sin importar si eran expertos o solo estaban empezando. El día del evento, el palacio estaba lleno de risas y aplausos. Cada persona que se mostraba en el escenario era alentada por el público, sin importar su desempeño.
Sin embargo, había un pequeño problema. Un payaso llamado Pepito, lleno de ilusiones, decidió dar un espectáculo de magia sin haberlo practicado adecuadamente. Cuando llegó el momento de hacer un truco con un pañuelo, el pañuelo se enredó y no salió como él esperaba:
"¡Oh no! ¡No puedo creer que esto me esté pasando!"
La gran mayoría del público estalló en risas, y Pepito se sintió muy mal. Justo en ese momento, la Reina Clara pasó al escenario:
"¡Un momento, todos! Lo que Pepito acaba de hacer es, en realidad, muy valiente. Hacer reír a la gente ya es un gran talento, aunque el truco no salió como esperaba."
"¿De verdad, Reina?" preguntó Pepito con una mirada triste.
"Claro que sí. A veces, el valor de intentar es más importante que el resultado."
Con esas palabras, el público aplaudió y animó a Pepito. Se sintió mejor al saber que su esfuerzo era apreciado, aunque no hubiese sido perfecto.
Con el pasar de la tarde, otros valientes también se animaron a participar. Un grupo de niños mostró una danza, una anciana compartió una hermosa canción del pueblo, y hasta el rey de los árboles (un curioso árbol que podía hablar) contó chistes divertidos. Todos aprendieron que ser auténticos y sinceros era lo que realmente importaba.
Al final del evento, el príncipe Lucas estuvo tan emocionado que le dijo a su madre:
"Mamá, esto fue increíble. La gente se sentía libre y feliz. A veces, solo se necesita ser uno mismo para disfrutar."
"Sí, Lucas. La sinceridad no solo se trata de decir la verdad; también se trata de ser fiel a uno mismo y valorar a los demás por quienes son."
Desde ese día, la reina Clara, el príncipe Lucas y todo el reino aprendieron a ser más sinceros, no solo en palabra, sino también en corazón. Y así, reina la alegría en el reino por siempre, con cada persona mostrando su talento, grande o pequeño, y todos siendo felices de ser quienes son.
Y colorín colorado, ¡este cuento se ha acabado!
FIN.