La Reina Salomé y el Espejo Sabio



Érase una vez una reina muy hermosa llamada Salomé. Vivía en un castillo reluciente donde todo brillaba, desde las joyas de su corona hasta las baldosas doradas del pasillo. La reina Salomé pasaba horas mirándose al espejo y preguntándole:

"Espejo, espejo, ¿quién es la más bonita del reino?"

Y el espejo siempre le respondía con una voz suave:

"Eres tú, Salomé, la más hermosa de todas."

Pero un día, el espejo, que en realidad era un espejo sabio, decidió enseñarle una valiosa lección.

"Querida reina, la belleza del corazón es más importante que la belleza exterior."

"¿Qué sabes tú, espejo?"

La reina, por supuesto, no le hizo caso. Esa noche, mientras ella dormía, el espejo decidió salir de su marco. Al cabo de un rato, los espejos de todo el reino comenzaron a hacer lo mismo, y se organizaron en una reunión secreta.

"¡Debemos ayudar a la reina Salomé!" dijo uno de los espejos.

"Sí, pero ¿cómo lo haremos?" respondió otro.

Finalmente, decidieron que lo mejor sería mostrarle a Salomé lo que sucedía más allá de las paredes del castillo. Así que al amanecer, el espejo la despertó.

"Reina Salomé, hoy te invito a una aventura. Veamos todo el reino."

La reina, intrigada, se levantó rápidamente.

"¿Aventura? ¡Claro! Me encanta la idea!"

El espejo la llevó volando por el cielo, hasta que llegaron a un pequeño pueblo. Allí se encontró con una niña que no era muy hermosa según los estándares de la reina, pero tenía una risa contagiosa.

"¿Por qué te ríes tanto?" preguntó Salomé.

"Porque la vida es hermosa, y me gusta compartir alegría con los demás."

Salomé comenzó a darse cuenta de algo.

"Quizás la belleza no lo es todo."

Siguieron su viaje, y pronto llegaron a un parque donde varios niños jugaban.

"¡Mirá cómo juegan!" exclamó Salomé.

"¡Se ven tan felices!"

Luego vieron a una anciana, que en vez de lamentos, sonreía mientras regalaba flores a todos quienes pasaban.

"¿Por qué eres tan feliz, abuelita?" preguntó la reina.

"Porque hacer felices a los demás me llena el corazón de alegría."

La reina Salomé estaba comenzando a comprender. Finalmente, el espejo la llevó de vuelta al castillo, y se miró de nuevo en el espejo.

"Espejo, espejo, mi belleza es diferente. ¿Y ahora?"

"Reina Salomé, la verdadera belleza brilla desde dentro. Tu bondad, tu alegría, tu compasión son lo que realmente te hace hermosa."

A partir de ese día, la reina comenzó a cambiar. Se dedicó a ayudar a los demás, a escuchar y a aprender de ellos. Organizó fiestas en el castillo, donde todos en el reino estaban invitados. Su risa se volvió contagiosa, y pronto todos la conocían como la reina más amable y querida.

Así, la reina Salomé aprendió que la verdadera belleza era ser buena y generosa, y que en el corazón de cada uno hay una chispa de belleza esperando a brillar. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!