La rodilla de Tomás



Había una vez un hombre llamado Tomás, quien tenía una rodilla muy especial. Desde que era pequeño, Tomás había sufrido lesiones en las piernas por jugar fútbol y otros deportes extremos.

Pero a pesar de eso, siempre había tratado de ser amable con su cuerpo y cuidarlo lo mejor que podía. Un día, después de una larga caminata por el parque, Tomás se dio cuenta de algo extraño: ¡era amigo de su rodilla! Sí, así como lo oyes.

Había desarrollado una conexión tan especial con ella que era capaz de escucharla cuando le hablaba. "Tomás", dijo la rodilla mientras se estiraba y se movía para recuperarse del esfuerzo. "Gracias por cuidarme tanto".

"No hay problema", respondió Tomás con una sonrisa en el rostro. "Siempre trato de hacer lo mejor para ti". A partir de ese momento, la relación entre Tomás y su rodilla se volvió aún más fuerte.

Se aseguraba de darle los nutrientes necesarios para mantenerse sana y fuerte, además hacían ejercicios juntos para evitar futuras lesiones.

Pero un día todo cambió; mientras jugaban al fútbol en el parque junto a sus amigos, uno de ellos pateó la pelota demasiado fuerte hacia donde estaba Tomás corriendo. - ¡Cuidado! - gritó alguien desde lejosTomás intentó detener la pelota pero resbaló y cayó al suelo torciendo su rodilla izquierda.

- Ayyy - gimió él - ¿están bien mi pierna y mi rodilla? - La pierna está bien - dijo la rodilla con una voz preocupada. Pero me temo que yo he sufrido un daño. Tomás se sintió muy triste al escuchar eso, no podía creer que había lastimado a su amiga.

Fue al médico y tras una revisión le dijeron que necesitaba una cirugía para reparar la rodilla.

Durante la recuperación, Tomás pensó en todo lo que habían pasado juntos: los partidos de fútbol, las caminatas por el parque y los ejercicios juntos. Se dio cuenta de lo importante que era cuidar de su cuerpo y mantenerlo sano para poder seguir haciendo todas esas cosas divertidas junto a sus amigos.

Después de unos meses, Tomás estaba completamente recuperado gracias a la ayuda del doctor y el apoyo incondicional de su rodilla durante el proceso. Ahora él sabía aún más sobre la importancia del cuidado corporal y tenía un nuevo amigo fiel e inseparable: ¡su rodilla!

FIN.

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