La rosa mágica de Martina


Había una vez en un pequeño pueblo rodeado de un frondoso bosque, una casa muy especial. En esta casa vivía Martina, una niña curiosa y valiente que siempre estaba en busca de aventuras.

Un día, mientras exploraba el bosque, Martina encontró una rosa mágica que brillaba con intensidad. Al acercarse a olerla, la rosa la transportó a través de un portal hacia una extraña cárcel submarina en lo más profundo del océano.

Al despertar, Martina se encontró encerrada en una celda junto a un loro parlanchín llamado Paco. "¡Hola! ¿Quién eres tú?", preguntó Paco curioso. "Soy Martina, vine aquí por accidente. ¿Tú cómo llegaste a este lugar?", respondió ella intrigada.

Paco le contó que había sido capturado por unos piratas y llevado a la cárcel marina por hablar demasiado. Juntos idearon un plan para escapar utilizando una maleta vieja y rota que encontraron en un rincón de la celda.

Con astucia y trabajo en equipo lograron abrir la puerta de la celda y emprender su huida por los pasillos oscuros de la cárcel submarina. De repente, se toparon con un río subterráneo que les impedía avanzar.

Martina recordó entonces que llevaba consigo una lámpara mágica que había encontrado en el bosque antes de llegar al mar. Al frotarla tres veces apareció un genio bondadoso que los ayudó a cruzar el río y llegar hasta la superficie del agua.

Una vez afuera, se encontraron en medio de un hermoso paisaje marino lleno de colores y vida. Paco señaló emocionado hacia el horizonte donde divisaron una isla con palmeras y arenas doradas.

Decidieron construir juntos un bote improvisado con la maleta como base y remos hechos con ramas del bosque cercano. Con el sombrero de Martina como vela lograron navegar hasta la isla donde finalmente encontraron la libertad tan ansiada.

Desde ese día, Martina y Paco se convirtieron en grandes amigos inseparables, explorando juntos cada rincón del mundo en busca de nuevas aventuras para contar a todos aquellos dispuestos a escuchar sus increíbles historias llenas de magia y valentía.

Dirección del Cuentito copiada!