La rosa mágica de Martina



Había una vez en un pequeño pueblo rodeado de un frondoso bosque, una casa muy especial. En esa casa vivía Martina, una niña curiosa y valiente que siempre estaba en busca de aventuras.

Un día, mientras exploraba el bosque, Martina encontró una rosa mágica que brillaba con colores vibrantes y desprendía un dulce aroma. Emocionada por su hallazgo, decidió llevar la rosa a su casa para cuidarla y protegerla.

Sin embargo, al llegar a su hogar se encontró con una sorpresa desagradable: la puerta estaba cerrada con candado y no podía entrar. Martina sintió miedo e incertidumbre al darse cuenta de que alguien había entrado a su casa sin permiso y la había encerrado.

Desesperada por encontrar una solución, recordó que cerca de allí se encontraba la cárcel del pueblo.

Decidió ir en busca de ayuda y en el camino se topó con un loro colorido llamado Paco que le habló con voz grave:"¿Qué te pasa, amiguita? Veo preocupación en tus ojos. "Martina explicó la situación y Paco le sugirió visitar a Marina, una sirena sabia que habitaba en el río cercano.

Juntos emprendieron el camino hacia la orilla del río donde Marina los esperaba pacientemente. "Hola querida Martina, ¿en qué puedo ayudarte?" - dijo Marina con voz melodiosa. Martina le contó sobre la rosa mágica y cómo había sido encerrada en su propia casa.

Marina reflexionó unos instantes y luego señalando hacia lo alto del árbol más grande del bosque dijo:"Allí arriba está el conejo blanco que guarda las llaves de todas las puertas encantadas. Debes subir hasta él.

"Sin dudarlo, Martina escaló el árbol más alto del bosque siguiendo las indicaciones de Marina. Al llegar a lo alto divisó al conejo blanco jugueteando despreocupadamente. "Hola pequeña amiga ¿qué te trae por aquí?" - preguntó el conejo curioso.

Martina le explicó su problema y el conejo accedió a darle las llaves a cambio de algo especial: una lámpara mágica guardada en una maleta escondida bajo tierra. La niña aceptó el reto sin pensarlo dos veces y partió hacia donde le indicaban las instrucciones.

Tras cavar durante horas descubrió finalmente la maleta enterrada bajo un viejo roble centenario. Al abrirla vio relucir la lámpara mágica ante sus ojos asombrados.

Con la lámpara en mano regresó junto al conejo blanco quien cumplió su promesa entregándole las llaves doradas para abrir cualquier puerta encantada. Rápidamente Martina corrió hasta su casa donde utilizo las llaves para liberarse del encierro injusto.

Feliz por haber resuelto el problema gracias a su valentía e ingenio, decidiò devolverle al conejo blanco la lámpara màgica como muestra de gratitud. El conejo sonriente aceptò gustoso. A partir de ese día, Martina aprendió que siempre hay solución para cada problema si uno tiene coraje, perseverancia e inteligencia.

Y así, entre risas compartidas, Paco, Marina, el conejito blanco celebraron juntos brindando alegrìa al corazón. Y colorín colorado este cuento ha terminado.

FIN.

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