La Rosa Soñadora



Había una vez, en un hermoso campo lleno de flores de todos los colores, una rosa llamada Rosa, que pertenecía a una niña llamada Viky. Rosa era una flor vibrante y llena de vida, siempre se destacaba entre las demás por su color rojo intenso y su brillo. Viky pasaba cada día en el campo, regando a Rosa y contándole historias de aventuras fantásticas.

"Hoy voy a ser un explorador, ¡Voy a descubrir tesoros misteriosos en el bosque!" - decía Viky con entusiasmo.

Rosa, aunque enraizada en su lugar, soñaba con acompañar a su amiga.

Un día, mientras Viky contaba otra de sus historias, un viento fuerte sopló por el campo.

"¡Ay, qué viento!" - exclamó Viky, abrazando a Rosa para protegerla.

De repente, un pequeño duende llamado Fitos apareció.

"Hola, Viky y Rosa. Soy Fitos, el duende del viento. He visto lo feliz que eres con tu rosa y quiero ayudarte a que vivas una aventura juntos. " - dijo Fitos con una sonrisa traviesa.

"¿Cómo?" - preguntó Viky, sus ojos brillarían de emoción.

Fitos levantó su pequeña varita mágica y un torbellino de luces brillantes los envolvió.

"¡Ahora, Rosa podrá viajar con vos! Pero deben tener cuidado, porque encontrarán retos en el camino." - advirtió Fitos.

En un instante, Viky y Rosa se encontraron volando por los aires, hasta llegar a un misterioso bosque de árboles gigantes. Las ramas eran tan altas que parecían abrazar el cielo y había sonidos extraños por todas partes.

"¡Mirá, Rosa!" - exclamó Viky asombrada.

Pero no pasaron mucho tiempo en el bosque cuando se encontraron con un enorme árbol con un rostro amargado.

"¡Deténganse, intrusos!" - tronó el árbol.

"¡Perdón! No queríamos molestar. Venimos a explorar y a ver nuevas cosas!" - dijo Viky con una sonrisa.

"El bosque no es un lugar para jugar. Necesito que me traigan agua de la Fuente de la Sabiduría, o no podrán pasar" - dijo el árbol, mientras sus ramas temblaban.

Viky miró a Rosa.

"¿Te parece que lo podamos hacer?" - preguntó.

Rosa, sintiéndose valiente, respondió con determinación.

"¡Sí, Viky! Podemos hacerlo juntas! ” - replicó.

Así que se pusieron en marcha. Con la ayuda de Fitos, encontraron un camino hacia la fuente, que se encontraba cubierta de enredaderas. Allí, conocieron a una sabina, un pequeño pez dorado muy sabio que les dio un consejo.

"Para llenar su cántaro con agua, deben recordar que la bondad siempre triunfa sobre la adversidad. Siempre agradezcan lo que les da la naturaleza" - dijo el pez con su voz melodiosa.

Viky asintió y juntos llenaron su cántaro con agua clara y fresca.

"Gracias, pez sabio" - dijo Viky con gratitud.

Con el cántaro lleno, regresaron al árbol. Al verlo, el árbol exigió algunas pruebas, pero siempre que Viky mostraba el agua, su actitud cambiaba.

Después de un rato, y tras varios acertijos, el árbol finalmente sonrió.

"¡Lo han logrado, valientes exploradores!" - exclamó.

Al tomar un sorbo del agua, el árbol se hizo más amable y les permitió pasar.

"Recuerden, siempre será más fácil cuando trabajen juntos y muestren bondad hacia los demás" - dijo el árbol al despedirse.

Viky y Rosa se sintieron felices de haber aprendido algo valioso. Luego, Fitos hizo un gesto y sus alas de duende brillaron, llevándolas de vuelta a su hogar.

Esa tarde, cuando el sol comenzaba a esconderse, Viky habló con Rosa.

"Fue la mejor aventura de todas, Rosa. Te prometo que seguiremos explorando juntas, siempre con bondad en nuestros corazones." - dijo Viky, regando a Rosa con agua de la fuente que habían traído.

Y así, Rosa brilló un poco más aquella noche, sabiendo que, aunque no podía ir a todos los lugares, siempre estaría en el corazón valiente de su amiga Viky, quien nunca dejó de soñar.

Desde ese día, cada vez que Viky iba al campo, regresaba al árbol para hablar y aprender más sobre el valor de la bondad, comprendiendo que juntas eran un equipo imbatible.

Y colorín colorado, este cuento se ha terminado.

FIN.

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