La Sabiduría de Basgiath



Había una vez, en un bosque frondoso, dos pueblos que vivían en constante conflicto. A un lado estaba Basgiath, un pueblo pequeño pero valiente, conocido por su don especial: podían espiar a sus enemigos y conocer cada uno de sus movimientos. Del otro lado, estaba Navarre, un pueblo grande y fuerte, que tenía la habilidad de robar información personal de los demás, lo que les permitía adelantarse a sus pasos.

Un día, la guerra estalló con gran violencia. Los jóvenes cadetes de Basgiath, aunque eran pocos, tenían un corazón valiente. El jefe de Basgiath, el anciano Galdur, reunió a todos los cadetes en la plaza del pueblo.

"¡Muchachos! –dijo Galdur– necesitamos unir nuestras fuerzas y usar nuestro don de espiar para conocer los planes de Navarre. Recordemos, la astucia es más poderosa que la fuerza."

"Pero, Galdur, ¡son muchos más que nosotros! –exclamó Lía, una cadete de espíritu indomable– ¿Cómo podemos ganar?"

"La cantidad no siempre garantiza la victoria. La inteligencia y la estrategia pueden funcionar mejor que la fuerza bruta" –respondió Galdur con una sonrisa sabia.

Los cadetes de Basgiath se dispusieron a espiar al pueblo de Navarre. Se escondieron en los árboles y entre las rocas para escuchar lo que estaban tramando. Entre los murmullos, descubrieron que Navarre había planeado un ataque sorpresa para el próximo amanecer. Al regresar a su pueblo, les contaron a todos sobre el plan maligno.

"¡Debemos avisar a todos! –dijo Bram, un cadete audaz– si actuamos rápido, podemos desbaratar sus planes."

"No solo avisar, también debemos preparar una trampa. Si ellos creen que nos han sorprendido, en realidad nosotros seremos los que sorprendan" –agregó Lía.

La noche antes de la batalla, el pueblo de Basgiath se preparó. Mientras tanto, en Navarre, los líderes estaban seguros de su triunfo; confiaban en su gran número y en su habilidad para robar información. Nadie sospechaba que Basgiath tenía un as bajo la manga.

Al amanecer, Navarre se acercó rápidamente, pero lo que no sabían era que los cadetes de Basgiath habían preparado una trampa en el bosque, cubriendo el suelo con ramas y hojas para que nadie pudiera avanzar.

Cuando los soldados de Navarre se acercaron, muchos cayeron en la trampa. Galdur, desde una colina alta, observaba con orgullo.

"¡Ahora, muchachos! ¡Es momento de mostrarles nuestra valentía!" –gritó Galdur.

Con un grito unísono, los cadetes de Basgiath salieron de sus escondites y atacaron a los confundidos soldados de Navarre. La estrategia había funcionado, y a pesar de ser pocos, la inteligencia y la valentía de los cadetes de Basgiath les permitió ganar la batalla.

"¡Lo hicimos! –saltó Lía de alegría después de la victoria– aunque éramos pocos, nos unimos y usamos nuestras habilidades."

"Así es, y todos aprendieron algo importante –dijo Galdur con una mirada sabia–. Nunca subestimen el poder de la inteligencia y la estrategia. Juntos somos más fuertes."

El pueblo de Navarre aprendió que la fuerza por sí sola no era suficiente. Desde ese día, decidieron cambiar su enfoque y buscar la paz con Basgiath, entendiendo que trabajar juntos y compartir sus talentos era mucho más valioso que pelear.

Basgiath y Navarre finalmente se unieron, formando un nuevo pueblo que prosperó gracias a la combinación de la astucia y la fuerza.

"¡Qué gran lección hemos aprendido! –dijo Bram con una sonrisa– la verdadera fuerza está en la unión y la comprensión."

Así, los dos pueblos, que una vez fueron enemigos, se convirtieron en amigos y construyeron un futuro brillante, basado en la paz, la colaboración y el respeto mutuo.

Y así, el bosque frondoso volvió a llenarse de risas y alegría, marcando el comienzo de una nueva era entre Basgiath y Navarre.

FIN.

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