La sala mágica de disfraces



Era un día soleado y Marga, Martu y Fran estaban muy emocionados porque habían sido invitados a una fiesta de disfraces en la casa de Fran.

Los tres amigos se pusieron manos a la obra para buscar los mejores disfraces. Marga decidió disfrazarse de princesa, con un vestido largo y brillante, una corona reluciente y zapatos de cristal. Martu, por otro lado, optó por ser un superhéroe.

Se puso una capa roja, unos pantalones ajustados y una máscara negra que ocultaba su identidad. Finalmente, Fran eligió convertirse en un pirata valiente: se puso una camisa a rayas, un sombrero con calavera y un parche en el ojo.

Cuando llegaron a la casa de Fran, se encontraron con que todos los demás invitados también llevaban disfraces increíbles. Había hadas mágicas volando por el jardín, monstruos divertidos bailando en el patio trasero e incluso animales salvajes que parecían salir directamente de la selva.

La música sonaba fuerte y las risas llenaban el aire mientras los niños jugaban juegos como "la silla musical" y "el limbo". Marga estaba encantada con toda la diversión pero notó algo triste en Martu. "¿Qué te pasa Martu? Pareces preocupado", preguntó Marga.

Martu suspiró. "Es solo que mi disfraz no es tan genial como los demás. Todos tienen poderes especiales o aspectos asombrosos". Marga le dio unas palmaditas en el hombro.

"No te preocupes Martu, ¡todos los disfraces son especiales a su manera! Además, tú eres mi superhéroe favorito sin necesidad de poderes mágicos". Martu sonrió y se sintió mejor al escuchar las palabras de Marga. Juntos, continuaron disfrutando de la fiesta.

De repente, un ruido extraño resonó en la casa. Todos los niños se quedaron quietos y miraron a su alrededor con curiosidad. Era como si alguien estuviera escondido en algún lugar.

Fran tomó valor y dijo: "¡Vamos a investigar!"Los tres amigos buscaron por todas partes hasta que encontraron una puerta secreta detrás de una cortina en el salón principal. Con intriga, abrieron la puerta y encontraron una habitación llena de globos multicolores. "¡Es una sala de juegos secreta!", exclamó Marga emocionada.

Entraron en la sala y descubrieron juegos divertidos como un laberinto gigante, un juego de bolos con botellas vacías y hasta una pared para escalar. Los niños no podían creer lo genial que era todo aquello.

La fiesta continuó durante horas mientras los amigos exploraban cada rincón del lugar mágico que habían encontrado. Se reían, jugaban y compartían momentos inolvidables juntos. Al finalizar la fiesta, todos los invitados se despidieron con abrazos y promesas de volver a reunirse pronto.

Marga, Martu y Fran caminaron juntos hacia sus casas recordando lo increíble que había sido aquel día. "¡Qué aventura tan emocionante hemos vivido hoy!", exclamó Fran con alegría.

Marga asintió y añadió: "Y lo mejor de todo es que aprendimos que todos somos especiales, sin importar cómo nos veamos por fuera. Lo importante es ser nosotros mismos y disfrutar de la compañía de nuestros amigos".

Los tres amigos se despidieron con una sonrisa en el rostro, sabiendo que siempre tendrían el recuerdo de aquella fiesta mágica en sus corazones.

FIN.

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