La salida mágica del bosque


Había una vez un grupo de estudiantes muy curiosos y aventureros que estaban emocionados por la excursión que iban a realizar junto a su maestra, la señorita Ana.

Todos estaban listos con sus mochilas, meriendas y mucha energía para explorar el bosque. -¡Chicos, recuerden seguir juntos y no alejarse del grupo! -les recordó la señorita Ana mientras caminaban por el sendero rodeado de árboles altísimos y cantos de aves.

Los niños se divertían descubriendo plantas diferentes, insectos curiosos y escuchando los sonidos misteriosos del bosque. Pero pronto comenzaron a notar algo extraño: parecía que las piedras del camino cambiaban de lugar y los árboles se movían como si tuvieran vida propia.

-¿Qué está pasando aquí? ¡Esto es muy raro! -exclamó Martín, uno de los estudiantes más valientes del grupo. La señorita Ana intentaba mantener la calma, pero también se sentía desconcertada por lo que veían.

De repente, sin darse cuenta, habían entrado en una parte del bosque conocida como El Triángulo de las Bermudas localmente, donde se decía que todo aquel que entraba nunca salía. -¡Chicos, tenemos que encontrar la salida lo antes posible! ¡Sigan cerca de mí y no se separen! -ordenó la maestra con determinación.

Pero a medida que avanzaban, todo parecía más confuso. Los caminos se multiplicaban, los sonidos eran cada vez más extraños y el sol desaparecía detrás de las nubes oscuras que cubrían el cielo.

Los niños empezaron a sentir miedo e incertidumbre. -¿Y si nos perdemos para siempre en este lugar? -preguntó Carolina con lágrimas en los ojos. La señorita Ana les miró con ternura y les dijo:-No podemos rendirnos ante el miedo.

Debemos mantenernos unidos y pensar con claridad. Estoy segura de que encontraremos la salida si confiamos en nosotros mismos y trabajamos en equipo. Con valentía y esperanza renovada, el grupo siguió adelante enfrentando cada desafío que El Triángulo de las Bermudas les presentaba.

Cruzaron puentes inestables, sortearon criaturas fantásticas e incluso resolvieron acertijos misteriosos gracias al ingenio de Lucas, el niño más astuto del grupo. Finalmente, después de horas de travesía intensa, divisaron una luz brillante entre los árboles.

Corrieron hacia ella con todas sus fuerzas hasta salir finalmente del bosque encantado. Se abrazaron emocionados al verse fuera del peligroso Triángulo de las Bermudas.

-¡Lo logramos! ¡Salimos juntos gracias a nuestra valentía y trabajo en equipo! -exclamó la señorita Ana orgullosa de sus alumnos. Desde ese día, aquel grupo de estudiantes supo que cualquier desafío podían superarlo si permanecían unidos y confiaban en sí mismos.

Y aunque El Triángulo de las Bermudas seguía siendo un lugar misterioso para muchos, para ellos representaba una lección importante: nunca perder la esperanza ni dejar atrás a quienes te necesitan en momentos difíciles.

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