La sandía aventurera



Había una vez una sandía llamada Alaska que vivía en un hermoso huerto rodeado de frutas y verduras. Alaska era una sandía muy curiosa y soñadora, siempre deseaba conocer nuevos lugares y vivir aventuras emocionantes.

Un día, mientras observaba a los pájaros volar hacia el horizonte, Alaska decidió que era hora de emprender un viaje. Así que se despidió de sus amigos del huerto y comenzó su travesía por tierras desconocidas.

Alaska caminó durante días bajo el sol ardiente hasta llegar a un bosque mágico. Allí se encontró con una tortuga sabia llamada Donatello, quien le dijo: "Bienvenida, pequeña sandía. ¿Qué te trae por aquí?".

Alaska contó su deseo de explorar el mundo y Donatello sonrió amablemente. "Te ayudaré en tu búsqueda", dijo la tortuga. "Pero antes debes superar tres pruebas para demostrar tu valentía". La primera prueba consistió en escalar una montaña empinada.

Con mucho esfuerzo, Alaska logró llegar a la cima mientras gritaba de alegría: ¡Lo logré! En la segunda prueba, Alaska debió cruzar un río lleno de cocodrilos hambrientos. La sandía saltó sobre las rocas con agilidad y llegó al otro lado sin ningún rasguño.

Finalmente, llegó la tercera prueba: encontrar un tesoro escondido en lo más profundo del bosque mágico. Alaska buscó entre los árboles hasta que finalmente descubrió una cueva secreta donde brillaban monedas de oro y gemas preciosas.

Llena de alegría, Alaska regresó con Donatello para mostrarle el tesoro. La tortuga sonrió y dijo: "Has demostrado ser valiente y perseverante. Ahora, te daré un regalo especial para que puedas seguir viajando". Donatello sopló suavemente sobre Alaska, transformándola en una sandía voladora.

¡Ahora podía surcar los cielos! Alaska se despidió agradecida de la tortuga sabia y emprendió su vuelo por el mundo. Voló sobre montañas majestuosas, océanos infinitos y ciudades bulliciosas.

En uno de sus viajes, Alaska llegó a un lugar donde las frutas estaban tristes porque nadie las había probado en mucho tiempo. La sandía decidió hacer algo al respecto.

Se convirtió en la protagonista de un programa de televisión llamado "¡Conoce nuevas frutas!" donde mostraba todas las deliciosas formas en que se podían disfrutar las diferentes frutas. La gente comenzó a interesarse más por las frutas y pronto el huerto estaba lleno de visitantes emocionados por probarlas todas. Las frutas estaban felices nuevamente gracias a Alaska.

Después de ayudar al huerto, Alaska continuó volando por el mundo llevando alegría y conocimiento sobre la importancia de comer alimentos saludables.

Y así fue como la curiosa sandía llamada Alaska cumplió su sueño de viajar, descubrir nuevos lugares e inspirar a otros a cuidar su alimentación. Y hasta el día de hoy, sigue volando felizmente por todo el mundo compartiendo su amor por las frutas y verduras.

FIN.

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