La Sapita del Campo



En un pequeño pueblo rodeado de verdes campos y grandes montañas, vivían tres amigos inseparables: Lucas, Martina y Emiliano. Un día, mientras jugaban cerca de un arroyo, escucharon una leyenda sobre una sapita encantada que vivía en un estanque. Se decía que en realidad era una mujer que, por razones desconocidas, había sido transformada en sapo y que, si alguien lograba encontrarla, podría liberar su verdadero ser.

"¿No es emocionante, chicos? ¡Debemos encontrar a la sapita!" - exclamó Lucas, con chispa en los ojos.

"No sé... suena un poco asqueroso, un sapo..." - dijo Emiliano, retorciendo la nariz.

Martina, siempre valiente, sonrió y los animó: "Vamos, no podemos dejar pasar esta aventura. Además, si encontramos a la sapita, podríamos ayudarla. Todos merecen una segunda oportunidad, ¿no creen?"

Con eso, los tres amigos se dirigieron hacia el estanque. Al llegar, vieron el agua brillando bajo el sol, y, entre las hojas, se asomó una pequeña sapita. Sus ojos grandes y melancólicos reflejaban tristeza.

"Hola, sapita. Somos tus amigos, queremos ayudarte" - dijo Lucas, acercándose con cautela.

La sapita los miró con curiosidad y un toque de esperanza. "¿Así que quieren ayudarme? Pero, ¿saben lo que implica?"

Emiliano, sintiéndose un poco asustado, dudó: "Por favor, no me lances tu lengua pegajosa, sapita..."

La sapita soltó un pequeño suspiro. "No se trata de eso. Estoy atrapada en este cuerpo y no puedo volver a ser quien era. Cada día es una lucha para encontrar la felicidad. Pero necesito de tres amigos valientes como ustedes para romper la maldición. Deben buscar los tres tesoros que me devolverán a mi forma humana."

Martina, con su espíritu aventurero, preguntó: "¿Y cuáles son esos tesoros, sapita?"

La sapita les explicó que el primer tesoro se encontraba en el árbol más alto del bosque, el segundo en la cueva oscura y el tercero en el corazón de un verdadero amigo.

"Suena complicado, pero podemos lograrlo juntos" - dijo Lucas, decidido.

Comenzaron su búsqueda, y en el árbol más alto, tuvieron que resolver acertijos que les enseñaron sobre el trabajo en equipo y la confianza mutua. A pesar de los nervios de Emiliano, sus amigos lo alentaron y, juntos, lograron alcanzar la cima y encontrar el primer tesoro: una hermosa perla brillante.

El segundo tesoro, en la cueva, fue aún más aterrador. Emiliano casi se niega a entrar, pero al ver el rostro determinado de Martina, se armó de valor. "Está bien, no me rendiré tan fácil..." - murmuró.

Al final, la oscuridad les mostró que abandonarse la one no era una opción. Superaron sus miedos y encontraron la luciérnaga dorada que era el segundo tesoro.

Finalmente, llegó el momento más delicado: encontrar el tercer tesoro dentro del corazón de un buen amigo. Enfrentaron dudas y risas, pero todos agree... "El verdadero tesoro son ustedes, mis amigos" - dijo Emiliano, sintiéndose pleno.

Así, volvió a la sapita, ansiosa por recibir los tesoros.

"¿Lo han encontrado?" - preguntó ella, mirando esperanzada.

Con los tesoros en manos, el aire se llenó de magia. La sapita brilló con una luz resplandeciente mientras los amigos se tomaban de las manos.

"Gracias, valientes amigos, ahora puedo regresar a mi forma" - dijo la sapita, y, en un instante, se transformó en una hermosa mujer, rodeada de luces danzantes.

"No era tan asquerosa después de todo, ¿no?" - rió Emiliano, liberado del miedo.

La mujer, ahora libre, sonrió agradecida. "La verdadera belleza se encuentra en el corazón. Gracias por mostrarme que el valor y la amistad son los tesoros más grandes que podemos tener."

Desde entonces, la sapita se convirtió en una leyenda hermosa no solo por su historia, sino también por la valentía de tres amigos que aprendieron que las apariencias engañan y que el amor y la amistad pueden romper cualquier maldición.

FIN.

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