La selección peruana en el mundial




Había una vez en Huacho, un pequeño pueblo en la costa de Perú, un niño llamado Gracioso. Desde pequeño, Gracioso soñaba con ser futbolista y jugar en la selección peruana en un mundial.

A pesar de que muchos se burlaban de su nombre, él siempre mantenía una sonrisa y una actitud positiva. "¡Mamá, papá, algún día jugaré en el mundial con la selección peruana y haré que todo Huacho se sienta orgulloso!" - decía Gracioso con entusiasmo.

Sus padres, aunque preocupados por la difícil meta de su hijo, siempre lo apoyaban y lo animaban a seguir sus sueños. Gracioso entrenaba día y noche, trabajando duro para mejorar sus habilidades.

Cuando llegaba el momento de los partidos, él siempre estaba presente, dando lo mejor de sí para su equipo. Un día, durante un partido de exhibición, un cazatalentos de la selección peruana lo vio jugar y quedó impresionado por su desempeño. "¡Ese chico tiene un gran potencial!" - exclamó el cazatalentos.

Gracioso fue invitado a una prueba con la selección, donde demostró su talento y pasión por el fútbol. Finalmente, llegó el día en que la selección peruana anunció su lista de convocados para el mundial.

Entre los nombres, estaba el de Gracioso. La emoción invadió a todo Huacho, que se llenó de orgullo al ver a su joven estrella representando a su país.

En el mundial, Gracioso demostró su valentía y determinación en cada partido, inspirando a otros niños a seguir sus sueños. Aunque la selección peruana no ganó el torneo, Gracioso sabía que había logrado algo increíble. Regresó a Huacho como un héroe, siendo ejemplo de perseverancia y superación para toda su comunidad.

FIN.

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