La selva de Julián
Había una vez un niño llamado Julián que amaba jugar con juguetes de animales. Tenía una gran colección de figuras de animales, desde leones hasta elefantes y jirafas.
Julián pasaba horas imaginando aventuras en la selva con sus amigos animals. Un día, mientras jugaba en su habitación, Julián decidió llevar a cabo una misión especial: salvar a los animales del zoológico. Se puso su sombrero explorador y agarró su mochila llena de provisiones.
"-¡Vamos, amigos! ¡Es hora de embarcarnos en nuestra gran aventura!", exclamó emocionado. Julián colocó todos sus juguetes de animales dentro de la mochila y se dirigió al zoológico local.
Al llegar, se encontró con el guardia del zoológico quien lo miraba curiosamente. "-Hola, señor guardia", dijo Julián con entusiasmo. "He venido a rescatar a los animales". El guardia sonrió y le preguntó: "-¿Y cómo planeas hacerlo?".
Julián sacó sus juguetes de la mochila y explicó: "-Mis amigos aquí presentes me ayudarán a convencer a los animales para que vengan conmigo". El guardia rió amablemente pero permitió que Julián ingresara al zoológico.
Julián caminaba por los diferentes recintos del zoológico, hablando e interactuando con cada animal usando sus juguetes como mediadores. Les contaba historias divertidas y les mostraba todo lo que podían hacer fuera del confinamiento del zoo. Pronto, los animales comenzaron a prestar atención y se emocionaron con las aventuras que Julián les contaba.
Los leones rugían de alegría mientras las jirafas asentían con sus cuellos largos. Incluso los elefantes levantaban sus trompas en señal de aprobación. Mientras tanto, el guardia del zoológico observaba todo esto maravillado.
Nunca había visto una conexión tan especial entre un niño y los animales. "-Julián, eres increíble", dijo el guardia impresionado. "Has logrado lo que nadie más ha podido hacer".
De repente, algo inesperado sucedió: uno de los monos escapó de su jaula y corrió hacia Julián. El mono saltó sobre el hombro de Julián y se aferró a él como si fuera su nuevo amigo. "-Creo que este pequeño amigo quiere venir con nosotros", dijo Julián emocionado.
El guardia asintió y permitió que el mono se uniera al grupo. Finalmente, todos los animales estaban listos para partir hacia su nueva vida en la selva imaginaria de Julián.
Con lágrimas en los ojos, el guardia despidió al valiente niño y a sus amigos animals. Julián regresó a casa con una sonrisa enorme en su rostro y fue directamente a su habitación para guardar sus juguetes junto con el mono travieso.
Desde ese día, nunca dejó de jugar con ellos pero también aprendió la importancia de respetar la libertad y bienestar de los animales reales. Y así, gracias a la imaginación y bondad de Julián, los animales del zoológico encontraron la felicidad y la libertad que tanto merecían.
La historia de Julián se convirtió en una inspiración para todos aquellos que soñaban con un mundo donde los animales pudieran vivir en armonía y libertad.
FIN.