La selva de la amistad
Había una vez en la selva, un pequeño mono llamado Mateo. Mateo era muy curioso y siempre estaba explorando el bosque en busca de nuevas aventuras.
Un día, mientras jugaba entre los árboles, encontró a una tortuga llamada Tita llorando. "¡Hola Tita! ¿Por qué estás triste?" preguntó Mateo con preocupación. Tita levantó su cabeza y respondió sollozando: "Estoy triste porque me siento sola.
Todos mis amigos se han ido y no tengo a nadie con quien jugar". Mateo sintió compasión por Tita y decidió ayudarla a encontrar nuevos amigos. Juntos comenzaron a recorrer la selva en busca de compañeros para Tita. Primero se encontraron con un colorido loro llamado Lola.
"Hola Lola, esta es mi amiga Tita y está buscando nuevos amigos", dijo Mateo. Lola miró a Tita con curiosidad y luego exclamó: "¡Claro que sí! La diversidad es lo mejor que nos puede pasar.
¡Seremos grandes amigos!"Desde ese momento, los tres amigos exploraron juntos el bosque, descubriendo diferentes especies de animales como tucanes, mariposas e incluso ranas saltarinas. Cada uno de ellos tenía algo especial que ofrecer al grupo.
Un día, mientras caminaban cerca del río, escucharon un sonido extraño proveniente del agua. Se acercaron despacio para ver qué era y se sorprendieron al encontrar a un pez dorado atrapado entre las ramas de un árbol caído. "¡Rápido! ¡Necesitamos ayuda para salvar al pez!" exclamó Mateo.
Lola voló velozmente hasta el grupo de ranas y pidió su ayuda. Juntas, las ranas saltaron sobre el árbol caído y empujaron con todas sus fuerzas hasta lograr liberar al pez dorado.
El pez agradecido nadó rápidamente hacia ellos y dijo: "¡Gracias por salvarme! Soy Leo, el guardián del río. Si alguna vez necesitan algo, no duden en pedirme ayuda".
A partir de ese día, Leo se unió al grupo de amigos y juntos continuaron explorando la selva, aprendiendo sobre la importancia de la biodiversidad y cómo cada especie tiene un papel vital en el equilibrio del ecosistema. Con el tiempo, Mateo, Tita, Lola y Leo se convirtieron en los mejores amigos que alguien podría tener.
Cada uno de ellos tenía habilidades únicas que compartían entre sí y con todos los demás animales del bosque. La historia de estos cuatro amigos se extendió por toda la selva y más animales se unieron a su grupo diverso.
Pronto formaron una comunidad donde todos vivían en armonía, respetándose y valorando las diferencias que cada uno aportaba. Así es como Mateo descubrió que la verdadera riqueza radica en la diversidad.
Aprendió que todos somos importantes en este mundo y que juntos podemos hacer grandes cosas si nos apoyamos mutuamente.
Y así fue como Mateo demostró a todos los habitantes del bosque que no importa cuán pequeños o diferentes sean, siempre hay espacio para ser parte de algo más grande: una hermosa red de biodiversidad.
FIN.