La selva en forma



Había una vez, en lo más profundo de la selva, un grupo de animales que vivían juntos en armonía.

Pero a pesar de su amistad y alegría, comenzaron a notar que estaban cada vez más cansados y sin energías para jugar. Un día, el león líder del grupo convocó a todos los animales para una reunión urgente. "¡Amigos míos!", exclamó el león con voz firme pero preocupada.

"Hemos estado descuidando nuestros cuerpos y eso nos está afectando. Necesitamos hacer algo al respecto". Todos los animales se miraron entre sí, asintiendo con la cabeza en señal de acuerdo. "Propongo que comencemos a hacer ejercicios", continuó el león.

"Así podremos fortalecer nuestros músculos y aumentar nuestra resistencia". Los demás animales celebraron la idea con entusiasmo y decidieron empezar cuanto antes. El elefante fue el primero en dar un paso adelante y dijo: "- ¡Yo puedo ser el instructor! Tengo fuerza y equilibrio".

Y así comenzaron las clases de ejercicios en la selva. El elefante enseñaba yoga para estirar los músculos, mientras que el mono daba saltos acrobáticos para mejorar la agilidad.

La jirafa lideraba las carreras alrededor del claro central y el tigre enseñaba técnicas de lucha. Poco a poco, todos los animales comenzaron a sentirse más fuertes y saludables. Sus movimientos eran ágiles como nunca antes habían sido, sus pulmones respiraban profundamente llenándolos de energía y su piel brillaba con vitalidad.

Sin embargo, no todo fue tan fácil. El perezoso, que siempre prefería quedarse dormido en las ramas de los árboles, se resistía a participar en los ejercicios.

"- No veo la necesidad de hacer tanto esfuerzo", decía con desgano. Pero el resto de los animales no se dieron por vencidos. Cada día lo animaban y le mostraban cómo el ejercicio les estaba ayudando a ser más fuertes y felices.

Un día, mientras todos estaban corriendo alrededor del claro central, un grupo de cazadores furtivos entró a la selva. Los animales rápidamente se escondieron entre la maleza para protegerse. Los cazadores buscaban trofeos exóticos para vender en el mercado negro y capturarían cualquier animal que encontraran.

Pero cuando llegaron al claro central, quedaron asombrados al ver a los animales haciendo ejercicios. "¡Mira eso!", susurró uno de ellos sorprendido. "Estos animales son fuertes y ágiles".

Impresionados por la destreza física de los animales, decidieron dejarlos en paz y buscar otros objetivos menos formidables. Después de ese incidente, el perezoso finalmente comprendió la importancia del ejercicio y decidió unirse al grupo.

Poco a poco fue adquiriendo fuerza y resistencia hasta llegar al nivel del resto de sus amigos. Desde entonces, todos los animales continuaron practicando ejercicios juntos regularmente. Además, comenzaron a enseñarle a otros animales sobre la importancia del movimiento para mantener una vida saludable.

Y así, la selva se convirtió en un lugar lleno de animales fuertes y felices que disfrutaban de su compañía y de los beneficios del ejercicio. Aprendieron que cuidar sus cuerpos era esencial para vivir una vida plena y llena de energía.

Desde aquel día, el león lideró a su manada con fuerza y sabiduría, recordándoles siempre la importancia de mantenerse activos y saludables. Y colorín colorado, este cuento ha terminado.

FIN.

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