La selva solidaria


Había una vez en la selva un simpático elefante llamado Trompita, que vivía rodeado de sus amigos animales.

Un día, mientras jugaba con su amigo Mono en lo profundo del bosque, escucharon un ruido extraño proveniente de un arbusto cercano. - ¡Qué será ese ruido, Trompita! -preguntó el Mono con curiosidad. - No lo sé, vamos a ver -respondió el elefante levantando su trompa para apartar las ramas del arbusto.

Al asomarse, descubrieron a un pequeño pajarito que se había caído de su nido. Sin dudarlo, Trompita y Mono decidieron ayudarlo a regresar con su familia. Con cuidado y ternura, el elefante levantó al pajarito con su trompa y lo depositó en el nido entre los árboles.

- ¡Gracias por salvarme! -pió el pajarito emocionado. - De nada, todos debemos ayudarnos en la selva. ¿Cómo te llamas? -preguntó Trompita amablemente. - Soy Pío, ¿y ustedes? - Yo soy Trompita y él es Mono.

¡Bienvenido a la selva, Pío! -dijo el elefante con alegría. Desde ese día, Pío se convirtió en parte de la pandilla de amigos de Trompita y Mono.

Juntos exploraban la selva, aprendían sobre las plantas y los animales que habitaban allí y se divertían jugando bajo la sombra de los grandes árboles. Un día caluroso de verano, mientras buscaban frutas maduras para comer, escucharon un rugido fuerte proveniente del otro lado del río.

Intrigados por el sonido desconocido, decidieron cruzar juntos hacia esa parte desconocida de la selva. Al llegar al lugar del rugido misterioso encontraron a Leo, un león cachorro perdido que tenía miedo y estaba solo.

Sin pensarlo dos veces, Trompita decidió aagarrarlo en su grupo de amigos para que no estuviera solo en la selva peligrosa. - Tranquilo Leo, aquí estarás seguro junto a nosotros -dijo Mono intentando calmar al leóncito asustado.

Con el tiempo Leo creció fuerte y valiente gracias al apoyo incondicional de sus nuevos amigos. Aprendió a cazar como un verdadero león pero nunca olvidó la importancia de ser amable y solidario con los demás animales de la selva.

Así fue como Trompita enseñó a sus amigos que siempre es importante ayudar a quienes lo necesitan sin importar cuán diferentes puedan ser. La amistad y la colaboración eran valores fundamentales en la vida en comunidad dentro de la selva.

Y así siguieron viviendo aventuras juntos; explorando nuevos lugares llenos sorpresas e aprendizajes inolvidables entre risas e historias compartidas bajo las estrellas brillantes del cielo selvático. La amistad entre ellos era tan fuerte como los árboles más viejos del bosque; una amistad eterna llena amor, respeto mutuo e inclusión.

Y colorín colorado este cuento ha terminado... por ahora.

Dirección del Cuentito copiada!