La semilla de la amistad


El sol brillaba con fuerza en el bosque donde vivía Theo, un pequeño dinosaurio de piel verde y ojos amarillos.

Hoy era un día especial para él, ya que cumplía su primer año de vida y había invitado a sus amigos a festejar juntos. Mateo, Isabella, Benicio, Esmeralda y Catalina llegaron al claro del bosque donde se encontraba la casa de Theo. Cada uno llevaba consigo un regalo envuelto en papel de colores.

-¡Feliz cumpleaños Theo! -gritaron todos al llegar. -¡Gracias amigos por venir! ¡Estoy muy feliz de celebrar mi cumpleaños con ustedes! -respondió Theo emocionado. Los amigos pasaron una tarde maravillosa jugando juntos.

Jugaron a las escondidas entre los árboles, saltaron sobre las piedras del río e incluso hicieron una carrera hasta la cima de la colina cercana. Después de tanto jugar, comenzó el momento más esperado: abrir los regalos. Mateo le dio una pelota roja para que pudiera jugar cuando estuviera solo.

Isabella le regaló un libro lleno de historias divertidas sobre otros dinosaurios como él. Benicio trajo una hoja enorme para que pudiera hacer dibujos increíbles con sus patas.

Esmeralda le regaló una planta para que tuviera algo vivo en su hogar y Catalina le trajo unas galletas hechas por ella misma. Theo estaba tan contento con cada uno de los regalos que no sabía cuál disfrutar primero.

Pero antes de comenzar a jugar nuevamente les propuso hacer algo distinto. -¡Amigos, tengo una idea! ¿Qué tal si plantamos juntos la semilla que me regaló Esmeralda? Así tendremos algo lindo para cuidar y ver crecer juntos -propuso Theo.

Los amigos asintieron emocionados y comenzaron a cavar un agujero en el suelo. Cada uno puso un poco de tierra y agua para ayudar a que la planta creciera fuerte y sana.

Mientras trabajaban, Catalina les contó sobre las diferentes plantas que había en el bosque y cómo cada una tenía sus propias características únicas. Isabella compartió algunas historias del libro que le había regalado, haciendo reír a todos con las aventuras de los personajes. Cuando terminaron de plantar, se sentaron alrededor de la planta para descansar.

Theo miró a sus amigos con gratitud por haber pasado un día tan especial junto a ellos. -Amigos, hoy ha sido el mejor cumpleaños que he tenido nunca gracias a todos ustedes. Me han hecho sentir muy feliz -dijo Theo sonriendo.

-Y nosotros estamos contentos de haberte acompañado en tu día especial -respondió Mateo abrazándolo. La tarde llegaba a su fin pero los amigos sabían que esta sería una celebración inolvidable.

Se despidieron prometiendo volver pronto para jugar juntos otra vez y cuidar la planta que habían plantado juntos como símbolo de su amistad duradera.

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