La Semilla de la Diversidad
En un lejano valle, vivían dos familias muy distintas. Por un lado, estaban los Cactus, una familia de espinosos pero cariñosos cactus, y por el otro, los Girasoles, una familia de altos y radiantes girasoles. A pesar de sus diferencias, ambas familias se llevaban bien y se respetaban mutuamente.
Un día, la familia Cactus encontró una semilla misteriosa en el suelo. Decidieron plantarla y cuidarla con amor. Para su sorpresa, la semilla creció y se convirtió en un pequeño brote que tenía espinas como los cactus y pétalos brillantes como los girasoles. Los Cactus lo llamaron Solito.
Al principio, Solito se sentía un poco confundido sobre quién era, ya que no encajaba en ninguna de las dos familias. Los Cactus y los Girasoles se dieron cuenta de que Solito estaba triste y decidieron ayudarlo. - ¿Qué te pasa, Solito? - preguntó la mamá Cactus. - No sé quién soy, no me siento como un cactus ni como un girasol. - respondió Solito con tristeza.
Los Cactus y Girasoles se reunieron para discutir cómo podían ayudar a Solito a sentirse aceptado. Decidieron enseñarle a Solito lo mejor de ambos mundos. Los Cactus le mostraron cómo protegerse con sus espinas y los Girasoles le enseñaron a inclinarse hacia la luz del sol y a ver lo hermoso en todas partes.
Cuando Solito aprendió a abrazar sus dos lados, se convirtió en un ser único y maravilloso. Los demás cactus y girasoles lo admiraban por ser diferente y especial. Todos aprendieron que la diversidad nos hace más fuertes y hermosos. Desde entonces, en el valle del cactus y girasol, crecieron plantas únicas que combinaban lo mejor de cada familia.
Y así, la familia Cactus y la familia Girasol demostraron que el cuidado, el respeto y la aceptación de la diversidad pueden crear un lugar hermoso donde cada uno pueda crecer y florecer en su propia singularidad.
FIN.