La semilla perdida


Había una vez un pequeño tomate llamado Tomatelq ennel. Era un tomate muy curioso y siempre estaba buscando nuevas aventuras.

Un día, mientras exploraba el huerto donde vivía, se encontró con una extraña planta que nunca había visto antes. Tomatelq ennel se acercó a la planta y le preguntó: "¡Hola! ¿Quién eres?"La planta respondió con voz suave: "Soy Nossque, una planta mágica que puede conceder deseos".

Tomatelq ennel se emocionó mucho al escuchar esto y le dijo a Nossque: "¡Wow! Eso suena increíble. ¿Puedes concederme un deseo?"Nossque sonrió y asintió. "Por supuesto, pero primero debes ayudarme a resolver un problema". "¿Qué problema?", preguntó Tomatelq ennel curiosamente.

"Necesito encontrar mi semilla mágica perdida", explicó Nossque. "Sin ella, no puedo seguir creciendo y otorgando deseos". Tomatelq ennel decidió ayudar a Nossque en su búsqueda de la semilla mágica perdida. Juntos recorrieron todo el huerto, buscando entre las plantas y bajo la tierra.

Después de un largo rato de búsqueda infructuosa, llegaron al jardín del vecino, donde encontraron al señor Conejo cavando agujeros. "¡Señor Conejo!", exclamó Tomatelq ennel emocionado.

"-¿Ha visto usted una semilla mágica por aquí?"El señor Conejo miró sorprendido a los dos amigos vegetales y respondió: "-No he visto ninguna semilla mágica, pero estoy buscando zanahorias. ¿Podrían ayudarme a encontrarlas?"Tomatelq ennel y Nossque decidieron ayudar al señor Conejo en su búsqueda de las zanahorias perdidas.

Juntos revisaron cada rincón del jardín, moviendo hojas y buscando debajo de las flores. Finalmente, encontraron las zanahorias escondidas detrás de un arbusto alto.

El señor Conejo estaba tan contento que les dio las gracias y prometió buscar la semilla mágica junto a ellos. Los tres amigos continuaron su búsqueda por todo el vecindario, preguntando a los demás animales si habían visto la semilla mágica perdida.

A lo largo del camino, conocieron a la señora Mariquita, al señor Caracol y al pequeño Saltamontes, quienes se unieron a su aventura. Juntos formaron un equipo increíble y no se dieron por vencidos hasta que finalmente encontraron la semilla mágica perdida bajo una roca grande cerca del arroyo. Tomatelq ennel estaba emocionado.

"-¡Lo logramos! ¡Encontramos la semilla mágica!"Nossque sonrió felizmente y dijo: "-Gracias a todos ustedes por ayudarme. Ahora puedo volver a crecer y otorgar deseos".

Después de devolverle la semilla mágica a Nossque, cada uno de los amigos hizo un deseo especial. Tomatelq ennel deseó ser el tomate más sabroso del huerto para poder alegrar los platos de todas las familias que lo comieran.

Desde entonces, Tomatelq ennel se convirtió en el tomate más delicioso y jugoso que jamás haya existido. Y mientras los demás amigos continuaban viviendo sus aventuras, siempre recordaban la importancia de ayudarse mutuamente y nunca darse por vencidos.

Y así, Tomatelq ennel y sus amigos demostraron que juntos pueden lograr cualquier cosa y que la amistad verdadera es el ingrediente secreto para alcanzar nuestros sueños.

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