La semilla viajera de Margarita



Había una vez en un jardín encantado, una flor hermosa que destacaba entre todas las demás.

Su nombre era Margarita y su color blanco como la nieve y sus pétalos perfectamente alineados la convertían en la favorita de todos los visitantes. Un día, Margarita se despertó con una sensación extraña en su tallo. Sentía que algo estaba por cambiar en su vida, pero no sabía qué podía ser.

Decidió preguntarle a sus amigos del jardín si ellos también sentían lo mismo. "¿Alguna vez sintieron que algo grande está por ocurrir?", preguntó Margarita a Rosalía, una rosa roja muy amiga suya. "¡Oh, sí! A veces siento esa cosquillita en mis espinas cuando va a llover", respondió Rosalía.

Margarita siguió preguntando a cada uno de sus amigos y todos tenían diferentes teorías sobre lo que podría estar pasando. Sin embargo, nadie tenía una respuesta clara para ella.

Los días pasaron y Margarita seguía sintiendo esa extraña sensación crecer dentro de sí. Hasta que un día, durante la noche, escuchó una voz suave y melodiosa que le dijo:"Querida Margarita, ha llegado el momento de cumplir tu destino.

"Margarita se sobresaltó al principio, pero luego se dio cuenta de que la voz provenía de la Luna llena que brillaba intensamente sobre el jardín. "¿Mi destino? ¿Qué significa eso?", preguntó Margarita con curiosidad.

La Luna le explicó a Margarita que ella estaba destinada a convertirse en una semilla para poder dar vida a nuevas flores en otros lugares del mundo.

Al principio, Margarita se asustó ante la idea de dejar todo lo que conocía detrás, pero luego recordó todas las veces hermosas e inolvidables que había vivido en el jardín y sintió paz en su corazón. Al amanecer, Margarita se despidió emocionada de sus amigos del jardín y les prometió volver algún día para contarles sobre sus aventuras como semilla viajera.

Con un último vistazo al cielo azul, dejó caer lentamente sus semillas al viento y emprendió un nuevo viaje hacia lo desconocido. Con el tiempo, las semillas de Margarita germinaron y dieron origen a flores tan hermosas como ella misma.

Y aunque ya no estaba físicamente presente en el jardín encantado, su espíritu viviría por siempre en cada nueva flor que naciera gracias a ella.

Y así fue como la flor hermosa llamada Margarita descubrió su verdadero propósito: llevar belleza y alegría a cada rincón del mundo donde sus semillas pudieran llegar.

FIN.

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