La señora coneja y la lagartija


En una pequeña pradera, vivía una bondadosa señora coneja llamada Rosalía. Rosalía era conocida por su amabilidad y su amor por ayudar a los demás. Un día, mientras recolectaba zanahorias, escuchó un suave llanto proveniente de un viejo tronco. Al acercarse, descubrió a una lagartija llamada Lila, quien se sentía triste por no tener amigos con quien jugar.

Rosalía se acercó a Lila y le ofreció su amistad. "No estás sola, Lila. Desde hoy, seremos grandes amigas", dijo con una cálida sonrisa. Lila, emocionada, aceptó la amistad de Rosalía y juntas empezaron a pasar tiempo descubriendo la pradera y sus tesoros.

Un día, mientras exploraban un campo de flores, se encontraron con una familia de insectos compuesta por una mariposa llamada Marilú, un grillo llamado Gregorio y una abeja llamada Beatriz. Al principio, tanto Rosalía como Lila se mostraron reacias a entablar amistad con ellos, ya que eran muy diferentes. Sin embargo, con el tiempo, descubrieron que a pesar de sus diferencias, tenían muchas cosas en común.

Los cinco amigos pasaban sus días jugando, riendo y aprendiendo el uno del otro. Rosalía enseñaba a volar a Marilú, Lila enseñaba a saltar como un grillo a Gregorio, y Beatriz enseñaba a recolectar polen a Rosalía. Juntos, descubrieron que la verdadera amistad va más allá de las diferencias y que lo importante es valorar las cualidades únicas que cada uno aporta a la amistad.

Un día, la pradera se vio amenazada por un incendio forestal. Todos los animales corrieron en busca de refugio, pero quedaron atrapados en un círculo de fuego. Rosalía, Lila, Marilú, Gregorio y Beatriz se miraron con determinación. Sin dudarlo, Gregorio saltó sobre el lomo de Rosalía, levantando vuelo con todas sus fuerzas. Marilú y Beatriz siguieron el ejemplo y juntos lograron llegar a un lugar seguro.

Gracias a la valentía y la colaboración de todos, lograron superar la emergencia y salvarse el uno al otro. A partir de ese día, la amistad entre la señora coneja, la lagartija y los insectos se fortaleció aún más. Aprendieron que juntos podían enfrentar cualquier desafío, y que la verdadera amistad es un tesoro que debe ser valorado y cuidado con amor.

Dirección del Cuentito copiada!