La sequía de la hacienda Piñán



En la hacienda de Piñán vivían muchos animales felices y trabajadores. Había vacas, caballos, gallinas, ovejas y hasta un simpático cerdito llamado Chanchito.

Un día, el dueño de la hacienda decidió contratar a nuevos empleados para ayudar en las tareas diarias.

Fue así como llegaron Margarita, una vaca muy amable; Pancho, un caballo fuerte y veloz; Carmela, una gallina muy parlanchina; Ramón, un oveja tranquila y trabajadora; y Rosita, una cerda muy coqueta que llamaba la atención de todos. Al principio, los animales que ya vivían en la hacienda se mostraron un poco desconfiados con los recién llegados.

Pero pronto descubrieron que Margarita era excelente ordenando al resto de las vacas para que produjeran más leche, Pancho era el más rápido arreando al ganado hacia los pastizales más verdes, Carmela ponía huevos deliciosos todas las mañanas, Ramón hacía las mejores lanas para tejer abrigos suaves y calentitos; y Rosita mantenía limpia su área todo el tiempo.

Los días pasaban rápidamente en la hacienda de Piñán. Los animales trabajaban juntos con alegría y dedicación. Pronto se convirtieron en una gran familia donde cada uno cumplía su rol con entusiasmo.

Pero un día inesperado llegó a la hacienda: una terrible sequía azotó la región. El agua escaseaba y los pastizales se secaban rápidamente. Los animales estaban preocupados porque no tenían suficiente comida ni agua para sobrevivir.

"¡Qué vamos a hacer! ¡No hay pasto fresco para comer!" -exclamaba Margarita con tristeza mientras miraba los campos áridos. "Tranquila amiga Margarita", dijo Pancho con determinación. "Voy a ir en busca de agua y pasto fresco para todos nosotros.

"Pancho partió entonces en busca de ayuda mientras los demás animales rezaban por su pronta vuelta. Después de recorrer largas distancias bajo el sol inclemente, Pancho encontró un manantial escondido detrás de unas rocas.

Rápidamente volvió a la hacienda junto con otros caballos salvajes que había conocido en su travesía. "¡Hemos encontrado agua fresca! ¡Todos pueden venir a beber!" -anunció Pancho emocionado. Los demás animales corrieron hacia el manantial y bebieron ansiosamente del agua cristalina que brotaba del suelo.

La sed fue saciada y sus corazones se llenaron de gratitud por haber superado juntos ese desafío tan grande. Desde ese día, los animales aprendieron lo importante que es trabajar en equipo y apoyarse mutuamente en momentos difíciles.

La solidaridad y el compañerismo los hizo más fuertes como grupo e incluso forjaron nuevas amistades entre ellos. La hacienda de Piñán volvió a florecer gracias al esfuerzo conjunto de todos sus habitantes.

Y así siguieron viviendo felices por siempre jamás, recordando siempre aquel tiempo difícil que lograron superar juntos.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!