La serpiente alada



Había una vez en la selva un animalito muy especial llamado Libertad. Era una serpiente de colores brillantes y escamas relucientes. Libertad siempre soñaba con volar como las aves, pero se sentía atrapada en el suelo.

Un día, mientras exploraba la selva, Libertad se encontró con una vieja tortuga llamada Don Quijote. Don Quijote era sabio y conocido por hacer realidad los sueños imposibles.

Libertad se acercó a Don Quijote y le contó sobre su deseo de volar. El viejo tortuga sonrió amablemente y dijo: "Mi querida amiga, si deseas volar, debes buscar al Gran Sabio del Bosque. Él te ayudará a convertirte en lo que tanto anhelas".

Llena de esperanza, Libertad comenzó su viaje hacia el corazón del bosque donde vivía el Gran Sabio. En su camino, encontró a Panchito el mono travieso. —"Panchito" , dijo Libertad emocionada, "estoy en busca del Gran Sabio para convertirme en una paloma y poder volar".

Panchito rio divertido y respondió: "¿Una serpiente quiere volar? Eso es algo gracioso". Pero luego pensó por un momento y decidió acompañar a Libertad en su búsqueda. Finalmente llegaron al lugar donde vivía el Gran Sabio del Bosque.

Era un búho anciano con ojos sabios y penetrantes. Los recibió con calma y les preguntó cuál era su deseo. "Gran Sabio", comenzó Libertad con voz temblorosa pero decidida, "deseo convertirme en una paloma para poder volar".

El Gran Sabio sonrió y asintió. "Tu deseo es noble, Libertad. Pero antes de que pueda ayudarte, debes demostrarme tu valentía y determinación". Libertad y Panchito intercambiaron miradas y aceptaron el desafío del Gran Sabio.

Durante días, Libertad se sometió a pruebas difíciles pero emocionantes. Cruzó ríos caudalosos, escaló montañas empinadas y superó sus miedos más profundos. Finalmente, el Gran Sabio quedó impresionado por la valentía de Libertad. "Has demostrado ser digna de tu deseo", dijo solemnemente.

Con un movimiento de sus alas mágicas, el Gran Sabio convirtió a Libertad en una hermosa paloma blanca como la nieve. Libertad extendió sus alas por primera vez y se elevó hacia el cielo azul.

¡Estaba volando! Era libre como siempre había soñado. Panchito aplaudió emocionado mientras veía a su amiga surcar los cielos con gracia y elegancia.

Desde ese día, Libertad vivió felizmente en los árboles altos de la selva, compartiendo su historia inspiradora con todos los animales que encontraba en su camino. La moraleja de esta historia es que no importa cuán imposible parezca un sueño, si eres valiente y perseverante puedes lograrlo.

Todos tenemos dentro de nosotros el poder para alcanzar nuestras metas más grandes; solo necesitamos creer en nosotros mismos y nunca rendirnos.

FIN.

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