La serpiente amiga



Había una vez una niña llamada Valeria, quien vivía en un pequeño pueblo rodeado de hermosos bosques y praderas. Valeria era curiosa por naturaleza y siempre estaba buscando nuevas aventuras.

Un día, mientras exploraba el bosque detrás de su casa, Valeria encontró algo inusual entre los arbustos: ¡una serpiente venenosa! La serpiente era de un hermoso color verde brillante con manchas amarillas y negras.

Valeria sabía que las serpientes venenosas eran peligrosas, pero también sabía que era importante mantener la calma. Valeria se agachó lentamente para observar a la serpiente sin asustarla. La serpiente levantó la cabeza y miró fijamente a Valeria con sus ojos brillantes. Parecía estar tan asustada como ella.

- Hola, pequeña serpiente -dijo Valeria en voz baja-. No te preocupes, no te haré daño. La serpiente pareció relajarse un poco y bajó la cabeza hacia el suelo.

Aunque estaba nerviosa, Valeria decidió que ayudaría a la serpiente a regresar a su hogar lejos del pueblo. Con mucho cuidado, Valeria tomó una rama larga y la colocó frente a la serpiente para que pudiera trepar sobre ella. Pero justo cuando iba a moverla hacia el bosque, apareció su amigo Lucas.

- ¡Valeria! ¿Qué estás haciendo? ¡Esa es una serpiente venenosa! Lucas tenía miedo de las serpientes y pensaba que lo mejor era matarlas para protegerse. Pero Valeria sabía que eso no era correcto. - Tranquilo, Lucas.

Estoy tratando de ayudarla a volver a su hogar sin hacerle daño -explicó Valeria con determinación. Lucas se acercó un poco más y miró a la serpiente con cautela.

A medida que observaba cómo Valeria trataba de ayudarla, comenzó a comprender lo valiente y compasiva que era su amiga. - Supongo que tienes razón, Valeria. Si podemos ayudarla sin lastimarnos, tal vez podamos aprender algo nuevo sobre las serpientes -dijo Lucas sorprendido por su propia opinión.

Juntos, Valeria y Lucas levantaron la rama cuidadosamente mientras la serpiente trepaba sobre ella. Luego caminaron lentamente hacia el bosque hasta llegar a un lugar seguro donde la serpiente pudiera vivir en paz.

La serpiente se deslizó rápidamente entre los arbustos y desapareció en el espeso follaje del bosque. Valeria y Lucas sonrieron satisfechos al verla alejarse segura y feliz. - ¡Lo logramos! Ayudamos a una serpiente venenosa sin hacernos daño ni causarle daño -exclamó emocionada Valeria.

Lucas asintió con orgullo mientras abrazaba a su amiga. A partir de ese día, Valeria se convirtió en una defensora de los animales y siempre recordaría esa experiencia como una lección importante: todos merecen respeto y compasión, incluso las criaturas más temidas o incomprendidas.

Valeria e Lucas siguieron explorando juntos el bosque, pero ahora siempre tenían en cuenta la importancia de ayudar y proteger a los animales.

Y así, su amistad se fortaleció aún más mientras continuaban aprendiendo y creciendo juntos en aquel mágico rincón del mundo.

FIN.

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