La serpiente del río encantado




Había una vez en la selva un río encantado, cuyas aguas brillaban como diamantes al sol. En ese río vivía una serpiente mágica llamada Serpentina, conocida por su piel de colores brillantes y sus ojos centelleantes. Serpentina era curiosa y amigable, pero la gente del pueblo cercano le temía por su apariencia.

Un día, un grupo de niños aventureros decidió explorar el río encantado. Al llegar, escucharon un susurro misterioso que los condujo hasta la cueva de Serpentina. Al principio, sintieron miedo, pero la serpiente les habló con suave voz:

- ¿Qué hacen por aquí, niños curiosos? - les preguntó Serpentina con una leve sonrisa. Los niños, sorprendidos, le contaron sobre su curiosidad y su deseo de descubrir la magia del río encantado.

Serpentina, emocionada por la valentía de los niños, decidió mostrarles los secretos ocultos del río. Los llevó a cascadas cristalinas, flores exóticas y animales mágicos. Los niños quedaron maravillados por la belleza del lugar, y Serpentina les enseñó a respetar y proteger la naturaleza.

Mientras exploraban, escucharon un estruendo lejano. Corrieron hacia él y descubrieron que el río encantado estaba en peligro. El agua se estaba volviendo oscura y los animales parecían asustados. Serpentina les explicó que la fuente del río estaba siendo contaminada por desechos de la ciudad cercana.

Los niños, con determinación, buscaron la forma de detener la contaminación. Organizaron una limpieza masiva con la ayuda de los habitantes del pueblo y lograron salvar el río encantado. La magia y la luz volvieron a brillar en sus aguas, y Serpentina los miró con orgullo.

A partir de ese día, los niños se convirtieron en guardianes del río encantado, y Serpentina pudo vivir en paz, sabiendo que tenía amigos que cuidarían de su hogar. Juntos, recordaban que la verdadera magia radica en el cuidado y el respeto por la naturaleza.

FIN.

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