La Serpiente Guardiana de Valle Verde



En un pueblo escondido entre montañas verdes, llamado Valle Verde, vivía una serpiente mitológica llamada Serpentina. Serpentina no era una serpiente común; tenía escamas brillantes como esmeraldas y ojos que reflejaban la sabiduría de mil años. Era conocida por ser la guardiana del valle, protegiendo a los habitantes de posibles peligros.

Un día, mientras los niños del pueblo jugaban en el claro del bosque, comenzaron a escuchar ruidos extraños.

"¿Escucharon eso?" - preguntó Lucas, el más valiente del grupo.

"Sí, parece como un trueno... pero no hay nubes en el cielo" - respondió Sofía, algo asustada.

"Vamos a ver" - dijo Tomás, moviendo su espada de juguete.

Los tres niños se adentraron en el bosque, siguiendo el sonido. De repente, se encontraron con una cueva oscura y misteriosa. La entrada estaba cubierta de ramas y hojas. Ellos intercambiaron miradas, y la curiosidad ganó.

"¿Entramos? Puede ser emocionante!" - exclamó Lucas.

"Pero puede ser peligroso..." - susurró Sofía.

"No hay que tener miedo. Serpentina estará cerca, seguro!" - añadió Tomás.

Juntos, decidieron entrar. Una vez dentro, se encontraron con un enorme dragón de roca que bloqueaba la salida. El dragón estaba furioso, pero no parecía estar dispuesto a atacar. Sin embargo, los niños comenzaron a asustarse.

"¿Qué haremos?" - preguntó Sofía, temblando.

"Tendremos que salir corriendo" - gimió Lucas.

De repente, desde lo profundo de la cueva, aparecieron unas luces brillantes. Era Serpentina, que se deslizó majestuosamente sobre el suelo rocoso.

"¿Qué ocurre, pequeños?" - preguntó Serpentina, con su suave voz.

"Un dragón de roca nos bloquea el camino y estamos muy asustados" - explicó Tomás.

Serpentina observó al dragón y se dio cuenta de que sólo estaba protegiendo un tesoro antiguo, lleno de objetos brillantes y piedras preciosas.

"No temas, este dragón solo quiere proteger su hogar. Vamos a hablar con él" - dijo Serpentina, acercándose al dragón con cautela.

La serpiente, con su actitud tranquila y valiente, logró calmar al dragón.

"Hola, viejo amigo. ¿Por qué proteges este lugar con tanto fervor?" - preguntó Serpentina.

"He estado aquí por siglos y tengo miedo de que alguien me lo robe" - respondió el dragón con voz grave.

"Los niños sólo son curiosos, no tienen malas intenciones. Ellos simplemente quieren aprender" - dijo Serpentina, mirando a los niños con cariño.

Los niños se acercaron lentamente al dragón.

"Solo queríamos ver el tesoro, no venimos a hacerte daño" - aclaró Sofía.

"Es hermoso, nunca había visto algo así" - agregó Tomás, señalando un brillante medallón de oro.

El dragón, al notar la admiración en sus ojos, comenzó a relajarse.

"¿Entonces les gustaría conocer la historia de estos tesoros?" - preguntó el dragón.

"¡Sí!" - gritaron los niños al unísono.

Tras unos minutos, el dragón comenzó a contarles la historia de cómo esos tesoros habían llegado a su cueva y cómo durante siglos había protegido su hogar de avariciosos. Serpentina, satisfecha, sonrió.

Cuando la historia terminó, el dragón se sintió agradecido.

"Ahora que comprendo que no tienen malas intenciones, me gustaría ofrecerles un pequeño regalo a cada uno" - dijo el dragón.

Así, el dragón les entregó a cada niño una piedra preciosa como recuerdo de su aventura y de la importancia de la amistad y el entendimiento. Serpentina los guió de regreso a casa, asegurándose de que así aprendieran que los miedos pueden ser enfrentados con comprensión y amor.

Desde aquel día, Serpentina y el dragón se volvieron amigos, y los niños de Valle Verde aprendieron a nunca dejar que el miedo les impidiera acercarse a lo desconocido, sino más bien a buscar entenderlo y disfrutarlo. Y así, el valle vivió en perfecta armonía, custodiado por la serpiente protectora y su nuevo amigo, el dragón sabio.

FIN.

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