La Serpiente que No Podía Cambiar de Piel
En un frondoso bosque, donde la luz del sol se filtraba a través de las hojas, vivía una pequeña serpiente llamada Lila. Lila era muy diferente a las demás serpientes. Mientras que sus amigas cambiaban de piel y lucían siempre brillantes y nuevas, Lila no podía hacerlo. En lugar de tener una piel vibrante, tenía una piel opaca y algo desgastada.
Un día, mientras paseaba por el bosque, se encontró con su amiga Maya, la mariposa.
"¡Hola, Lila! ¿Por qué no te ves como siempre?" - preguntó Maya, con un poco de preocupación.
"No puedo cambiar de piel como vos y eso me hace sentir triste," - respondió Lila, con un susurro.
"Pero tu piel es especial, Lila. Eres diferente y eso es algo bueno," - dijo Maya, tratando de animarla.
Lila suspiró y siguió su camino. Se sentía insegura y, de alguna manera, menospreciaba su propia singularidad. Pero su amiga Maya no se daba por vencida. Decidió que había que hacer algo para ayudar a Lila a sentirse mejor.
Maya organizó una reunión en el claro del bosque. Invitaron a todos los animales: la ardilla Susi, el búho Otto, y hasta el viejo sapo Salvador. Todos querían ver a Lila brillar como nunca.
Cuando todos se reunieron, Maya se puso de pie y dijo:
"Queridos amigos, hemos venido a ayudar a Lila a sentirse mejor. Hoy vamos a celebrar su belleza interior."
Los animales miraron a Lila y comenzaron a alabarla.
"Lila, eres una gran amiga. Siempre estás ahí para escucharnos" - dijo Susi.
"Tu forma de moverte es tan elegante, como una danza. No necesitas cambiar para ser hermosa," - comentó Otto, el búho, con su voz sabia.
Lila sonreía, aunque en su interior todavía luchaba con sus inseguridades. Sin embargo, la celebración continuó y cada uno compartió una historia sobre cómo Lila había ayudado a los demás. Unos días después, mientras veía a sus amigas serpientes cambiar de piel, Lila decidió que haría algo diferente. En vez de sentirse triste, se le ocurrió una idea.
Un día, Lila se acercó a las serpientes del bosque.
"¿Puedo pedirles algo?" - preguntó Lila, con voz firme.
"Claro, Lila, ¿qué necesitas?" - respondieron sus amigas, algo sorprendidas.
"Me gustaría aprender a ser una serpiente que brilla por dentro, no solo en el exterior. Quiero ser notable por mis acciones, no solo por mi piel. ¿Me ayudarían?" - dijo Lila.
Las serpientes se miraron entre sí, asintiendo.
"¡Por supuesto, Lila! Puedes unirte a nosotras en nuestras travesuras y juegos" - dijo una de ellas.
Así que Lila comenzó a participar en todo: ayudó a otras serpientes a encontrar comida, organizó juegos y hasta hizo un refugio para los pequeños animales del bosque. Con el tiempo, el bosque entero empezó a notar su esfuerzo.
Una mañana, el Eco-Consejo de animales fue a visitarla, impresionados por lo que había logrado.
"Lila, hemos oído que eres una gran amiga y líder. Queremos darte este reconocimiento," - dijo el consejo.
Lila se sintió tan feliz. Se dio cuenta de que había encontrado su propia belleza al ser amable y generosa.
Días después, las serpientes organizaban otra reunión en el bosque para celebrar a Lila.
"Hoy, todas las serpientes vamos a hacer lo que Lila ha hecho: ayudar a los demás y valorar la amistad. Jámas olvidemos que la verdadera belleza está en el corazón," - anunció la serpiente más anciana.
Desde aquel día, Lila se convirtió en un ejemplo a seguir para todos. A pesar de que nunca pudo cambiar su piel, aprendió que lo que realmente importaba era el amor y la amistad que compartía.
Así, en el bosque todos entendieron que no hay nada de malo en ser diferente y que cada uno tiene su propio brillo, una lección que Lila nunca olvidaría.
FIN.