La Serpiente Solidaria



La serpiente solitaria se deslizaba por el suelo de la granja, sintiéndose triste y abandonada. Observaba a los animales que vivían allí: las vacas, los cerdos y las gallinas, todos juntos y felices en su comunidad.

Un día, mientras paseaba cerca del establo, escuchó un ruido proveniente de una caja de madera. Se acercó con curiosidad y vio a un pequeño pollito atrapado dentro. La serpiente solitaria decidió ayudar al pollito y abrió la caja con cuidado.

El pollito salió saltando de alegría y le dijo a la serpiente: "¡Muchas gracias! Pensé que nunca podría salir de ahí". La serpiente sonrió tímidamente y respondió: "De nada, me alegra poder ayudarte".

Desde ese día, el pollito y la serpiente se volvieron amigos inseparables. Juntos exploraban la granja, jugaban entre los árboles frutales y se contaban historias sobre sus aventuras pasadas. Un día, mientras caminaban cerca del río que rodeaba la granja, escucharon unos chillidos desesperados.

Se acercaron corriendo y encontraron a un patito luchando contra una corriente fuerte que lo arrastraba hacia el agua turbulenta. La serpiente solitaria rápidamente buscó una rama larga para rescatar al patito.

El pollito agarró el otro extremo de la rama para darle apoyo. Juntos lograron salvar al patito justo a tiempo.

El patito les dio las gracias emocionado y les dijo: "¡Ustedes son los mejores amigos que alguien pueda tener! Siempre están ahí para ayudar a los demás". La serpiente solitaria y el pollito se sintieron orgullosos de su amistad y sonrieron felices. A partir de ese día, la serpiente solitaria, el pollito y el patito formaron un equipo inseparable.

Juntos, ayudaban a todos los animales de la granja en momentos difíciles. Un día, mientras exploraban un campo cercano, encontraron una ardilla triste que había perdido su hogar en un árbol que fue derribado por una tormenta.

Sin dudarlo, la serpiente solitaria, el pollito y el patito se unieron para construirle una nueva casa a la ardilla. Con hojas secas y ramitas encontradas en el bosque cercano, trabajaron duro hasta terminar la casa perfecta para su nueva amiga.

La ardilla estaba emocionada y les dio las gracias con lágrimas de alegría. Desde ese día, la granja se convirtió en un lugar lleno de amistad y solidaridad. Todos los animales vivían juntos como una gran familia, apoyándose unos a otros en todo momento.

La serpiente solitaria aprendió que no importaba cuán diferente fuera uno del resto; lo importante era estar dispuesto a ayudar y hacer amigos sinceros. Y así fue como dejó atrás su soledad para siempre.

Y colorín colorado, esta historia ha terminado.

FIN.

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