La Serpiente y el Pollito



En un hermoso bosque lleno de árboles frondosos y flores coloridas, vivía un pequeño pollito llamado Pipo. Pipo era conocido en todo el bosque por ser un trabajador incansable. Desde que salió del cascarón, había dedicado su tiempo a ayudar a todos los animales que encontraba. Sin embargo, había alguien que no estaba muy contento con su labor: una serpiente astuta llamada Serpentina.

Serpentina se sentía amenazada por la popularidad de Pipo y siempre intentaba ver cómo podía hacer que el pequeño pollito fallara en su trabajo. Un día, mientras Pipo estaba recolectando semillas para su amiga la ardilla, Serpentina empezó a usar su astucia.

"¿Por qué estás trabajando tanto, Pipo?" - le dijo Serpentina deslizándose a su lado. "¿No te das cuenta de que nunca podrás competir con un animal tan fuerte como yo?"

Pipo, que siempre había sido amable y gentil, le respondió:

"No se trata de competir, Serpentina. Solo quiero ayudar a mis amigos y hacer de este bosque un lugar mejor para todos."

Esto solo hizo que Serpentina frunciera el ceño.

"Te voy a hacer una propuesta, Pipo. ¿Qué tal si hacemos una competencia para ver quién puede ayudar más animales en una semana? El perdedor tendrá que alejarse del bosque por siempre. ¿Qué dices?" - propuso con una sonrisa torcida.

Pipo, aunque dudoso, aceptó la competencia, pensando que podría mostrarle a Serpentina que el trabajo en equipo y la amistad eran más importantes que el ego.

La semana empezó y los animales estaban muy emocionados. Pipo se dedicaba a ayudar a todos: a la ardilla a recolectar nueces, a la liebre a arreglar su madriguera y a la tortuga a cruzar el río. Mientras tanto, Serpentina utilizaba trucos para engañar a los animales y tomar crédito por sus buenas acciones. Sin embargo, aunque ella se creía muy lista, Pipo seguía ayudando a los demás con genuina alegría.

Los días pasaron y Pipo se sentía cansado pero feliz. ¡Había hecho tantas cosas buenas! Pero al final de la semana, el día de la verdad llegó. Los animales del bosque se reunieron para decidir quién había ayudado más. Pipo, con su corazón lleno de amor, se sentía orgulloso de su trabajo.

Cuando llegó el turno de Serpentina, todos se quedaron en silencio ante las mentiras que había contado sobre sus “gestos de bondad”. Pipo decidió hablar:

"Serpentina, no se trata de cuántos animales ayudas, sino de cómo los ayudas. La verdadera ayuda viene del corazón, no de la astucia."

Los animales comenzaron a murmurar. Muchos miraban de reojo a la serpiente, que empezó a enredarse en su propio juego.

"¡No puedes hablar así! ¡Yo he ganado!" - gritó Serpentina, claramente nerviosa.

Los animales, sin embargo, se pusieron de pie y declararon:

"Sabemos que Pipo ha trabajado sin descanso, y su bondad ha hecho que todos nos sintamos mejor. ¡Él es el verdadero ganador!"

Serpentina, al verse acorralada, decidió retirarse, no sin antes aprender una lección importante. Desde ese día, aunque no cambió completamente, comenzó a observar cómo los otros animales ayudaban y se preguntó si podría unirse a ellos, aunque fuera a su manera.

Pipo continuó su labor en el bosque, siempre feliz de ayudar a los demás. Aprendió que, más allá de ganar o perder, lo que importaba era el amor y la amistad que compartía con sus amigos. Serpentina se encontraba a veces lamentándose de su soledad, pero poco a poco comenzó a acercarse a los demás, dejando que la verdadera amistad floreciera.

Así, el bosque se convirtió en un lugar aún mejor, donde la generosidad ganaba siempre, y la astucia no era más que un mero recuerdo. Y aunque el camino no siempre fue fácil, el pollito y la serpiente aprendieron a coexistir, demostrando que la bondad siempre triunfa al final.

FIN.

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