La siembra del cambio


Había una vez en la Patagonia, un pequeño pueblo llamado Verde Esperanza. Era un lugar rodeado de hermosa naturaleza, con ríos cristalinos y montañas imponentes. Pero, aunque era tan bello, algo preocupaba a los habitantes: el cambio climático.

Un día llegó a la ciudad Sumó, un joven viajero que venía desde muy lejos para plantar árboles y hacer conciencia sobre la importancia del cuidado del medio ambiente. Los niños del pueblo lo recibieron con entusiasmo y curiosidad.

- ¡Hola! Soy Sumó -dijo el joven sonriendo ampliamente-. ¿Me ayudan a plantar algunos árboles? Los niños se emocionaron mucho al escuchar esto y aceptaron sin dudarlo. Juntos comenzaron a preparar la tierra para sembrar las plántulas.

- ¿Por qué es importante plantar árboles? -preguntó uno de los niños más pequeños. - Los árboles son fundamentales para nuestra vida -respondió Sumó-. Nos dan oxígeno para respirar, nos protegen del sol y mantienen el equilibrio del ecosistema.

Los niños escuchaban fascinados mientras trabajaban duro en su tarea. Pronto terminaron de sembrar todos los árboles que habían traído Sumó y juntos contemplaron el resultado de su trabajo: 3500 nuevos arbolitos creciendo fuertes y sanos en la Patagonia.

- ¡Miren cómo luce ahora nuestro pueblo! -exclamó uno de los chicos señalando hacia las montañas-. Es como si hubiera nacido otra vez.

Sumó sonrió al ver la felicidad de los niños y les dijo:- La tarea de cuidar el medio ambiente es una tarea de grandes y chicos. Todos podemos hacer algo para mejorar nuestro planeta. Desde ese día, los niños de Verde Esperanza se dedicaron a cuidar los árboles que habían plantado con Sumó.

Los regaban todos los días, les daban abono y los protegían del sol fuerte. Y poco a poco, esos árboles se convirtieron en un gran bosque donde habitaban muchos animales.

Los niños aprendieron que cada pequeña acción podía marcar una gran diferencia en el mundo y comenzaron a tomar medidas para cuidar su entorno: recogían basura, apagaban las luces cuando no las necesitaban y compartían sus conocimientos con otros.

Gracias a Sumó y a su iniciativa, la Patagonia se convirtió en un lugar más verde y saludable para vivir. Y todo empezó gracias al trabajo conjunto entre grandes y chicos.

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