La silla de ruedas del amigo



Había una vez un colegio donde los niños no se llevaban muy bien. Siempre había peleas y discusiones entre ellos, lo que hacía que el ambiente en el aula fuera muy tenso.

Un día, llegó un nuevo alumno llamado Tomás. Él era diferente a los demás niños del colegio, ya que tenía una discapacidad en sus piernas y necesitaba de una silla de ruedas para poder moverse.

Los demás niños no sabían cómo tratarlo y muchos se burlaban de él por su condición. Pero un grupo de amigos liderados por Ana, decidieron acercarse y conocer más sobre Tomás. "Hola Tomás, ¿cómo estás? Soy Ana", dijo la niña sonriendo. "Hola Ana, estoy bien gracias", respondió Tomás con timidez.

Ana notó que Tomás tenía una mochila llena de juegos adaptados para personas con discapacidad. Ella le preguntó si quería jugar con ellos durante el recreo. "¡Sí! Me encantaría jugar con ustedes", exclamó emocionado Tomás.

Durante ese recreo, todos los niños del colegio vieron como Ana y sus amigos compartían e incluían a Tomás en sus juegos. Le enseñaron cómo jugar al fútbol adaptado y al básquetbol sentado en su silla de ruedas.

También descubrieron otros juegos inclusivos que podrían disfrutar juntos. Cuando sonó la campana para volver al salón de clases, todos estaban felices y contentos después de haber pasado un buen rato juntos sin importar las diferencias físicas o mentales.

A partir de ese día, todo cambió en el colegio. Los niños aprendieron que compartir e incluir a los demás en sus juegos era mucho más divertido y gratificante que pelearse y excluir.

Tomás se convirtió en un miembro más de la clase, y Ana y sus amigos se aseguraron de que nunca se sintiera solo o excluido. Los días pasaban y todos los niños del colegio seguían jugando juntos sin importar las diferencias.

La inclusión y el compañerismo habían llegado para quedarse gracias a la iniciativa de Ana y sus amigos. Y así fue como un grupo de niños descubrieron el valor de la inclusión, el respeto por las diferencias y la importancia de compartir para ser felices.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!